ACNUR aumenta las medidas de preparación, prevención y respuesta ante el coronavirus

Una niña lleva una máscara protectora en Dhaka, Bangladesh.   © Ritzau Scanpix

Ginebra, 10 de marzo de 2020 – ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, informa que la respuesta mundial ante la crisis del coronavirus (COVID-19) debe incluir y enfocarse en todas las personas, incluidas aquellas que se han visto forzadas a huir de sus hogares. Las personas mayores, entre los grupos de personas desplazadas forzosas en el mundo, se encuentran en una situación especialmente vulnerable, ha avisado hoy ACNUR, en el lanzamiento de su primer llamamiento con respecto al COVID-19.

ACNUR pide con urgencia una primera recaudación de 33 millones de dólares para impulsar las actividades de preparación, prevención y respuesta para abordar las necesidades inmediatas de salud pública de las personas refugiadas provocadas por el COVID-19.

 “Hasta la fecha, y según la evidencia disponible, no se ha informado de ningún caso de contagio por coronavirus en personas refugiadas, desplazadas o solicitantes de asilo. Sin embargo, el virus puede afectar a cualquier persona, y asegurarnos de que la respuesta incluye a todas las personas es una responsabilidad colectiva”, explicó Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.  “La mejor forma de protegernos todos es permitir que todas las personas tengan acceso total a los servicios sanitarios, incluyendo las personas que se encuentran más marginadas en las comunidades. Todas las personas en el mundo, también las personas refugiadas, desplazadas y solicitantes de asilo, deben poder acceder a las instalaciones y servicios de salud”.

Más de 70 millones de personas en el mundo se han visto obligadas a huir de sus hogares a causa de la persecución, los conflictos, la violencia y las vulneraciones de derechos humanos.  De ellas, más de 20 millones son refugiados y el 84% de ellos se encuentran acogidos por países de ingresos bajos o medios, que además cuentan con sistemas de salud, agua y saneamiento más débiles.

ACNUR está reforzando sus medidas de preparación, prevención y respuesta generales ante el COVID-19 en todo el mundo. La salud y el bienestar de las personas refugiadas y del personal humanitario trabajando en más de 130 países son un aspecto central en estos esfuerzos.

El brote del virus presenta un desafío global al que se debe hacer frente a través de la solidaridad y cooperación internacional. ACNUR, junto con otras agencias de la ONU y organizaciones socias, y de acuerdo con las recomendaciones sobre el COVID-19 emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de sus operaciones nacionales y globales, ha seguido de cerca el desarrollo de los acontecimientos.

La respuesta de ACNUR ante el COVID-19 se construye sobre la experiencia previa tras los brotes de SARS, de ébola y de gripe. Las medidas de preparación protegen a las personas refugiadas antes, durante y después de las emergencias sanitarias globales.

En este sentido, ACNUR aboga por que las personas refugiadas, desplazadas y solicitantes de asilo sean incluidas en los planes y actividades nacionales de vigilancia, preparación y respuesta. En concreto, ACNUR pide a los Estados que garanticen el respeto de los derechos de las personas refugiadas y otras personas de interés de ACNUR en el caso de que se adopten medidas para la restricción de entradas, viajes y libertad de movimientos.

Hasta el momento, más de 100 países están informando acerca de la transmisión local del COVID-19. De ellos, 34 cuentan con una población refugiada de más de 20.000 personas, que actualmente no se encuentran afectadas por el virus. En estos contextos, la prevención, la preparación y la comunicación son fundamentales. Dado que las personas refugiadas y desplazadas internas a menudo se encuentran en lugares masificados o donde los servicios como los de sanidad pública están saturados o no cuentan con suficientes recursos, se ha recomendado a todas las operaciones de ACNUR la puesta en marcha de planes y mecanismos de contingencia junto con los gobiernos y otros socios.  De esta forma se dará seguimiento, informará, mitigará y se dará respuesta a los riesgos de salud pública y a la protección de las personas desplazadas forzosas.

Donde sea posible, y en el caso de que sea necesario complementar las respuestas nacionales, ACNUR está contribuyendo a la vigilancia epidemiológica, al reporte, seguimiento de los contactos e investigación de las alertas en colaboración con los ministerios de salud, la OMS y otros socios, incluyendo puntos de entrada y campos de refugiados. Además, las operaciones de ACNUR contribuyen a los esfuerzos generales de Naciones Unidas y a la revisión de las capacidades de los socios de salud pública para responder en el caso de que se diera un brote en campamentos y asentamientos de refugiados o desplazados internos.

También se ha recomendado a las operaciones que comprueben sus reservas de suministros médicos y de higiene, equipos y kits de protección personal.

Tomando en cuenta la importancia de tener acceso a información veraz, relevante y en el momento adecuado, ACNUR está reforzando su comunicación con las comunidades de personas refugiadas y desplazadas, en especial sobre las medidas de higiene y de saneamiento. Los materiales se están adaptando para dar respuesta a las necesidades lingüísticas y culturales locales.  

Además, ACNUR está estudiando aspectos como el acceso adecuado al agua potable, la gestión de residuos y la disponibilidad de jabón en los centros de salud, albergues colectivos y para la comunidad en general, así como la formación del personal para asegurar el control de las infecciones en los centros sanitarios.

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