Para refugiados y lugareños en Uganda, el internet les está cambiando la vida

La inversión privada ha llevado la conectividad al noroeste de Uganda, así como nuevas oportunidades pare refugiados y lugareños

"Estar en línea verdaderamente ha mejorado la vida de la gente aquí ̶ para nosotros y para los ugandeses", dice Richard, de 23 años.
© ACNUR / Michele Sibiloni

Richard Maliamungu, refugiado sudanés, pasea por el polvoriento mercado. Con los ojos entrecerrados por el sol de mediodía, aminora el paso y se para ante una caseta destrozada.


Aquí, en el asentamiento del campamento de Rhino, Richard espera abrir un negocio de venta de teléfonos móviles a refugiados como él. Es un sueño posible solo desde que ha llegado el acceso a internet a esta zona remota del norte de Uganda.

“Estar en línea verdaderamente ha mejorado la vida de la gente aquí  ̶  para nosotros y para los ugandeses”, dice Richard, de 23 años, a quien se le ocurrió la idea de este negocio, junto con unos compañeros de clase mientras estudiaba para un curso en línea de iniciativa social este agosto. “Vemos que, en la comunidad, la gente quiere crear negocios, quiere estudiar. Y ahora que tenemos internet, es posible.”

“Estar en línea verdaderamente ha mejorado la vida de la gente aquí”.

Richard huyó de la creciente violencia cerca de su hogar en Sudán del Sur en febrero de 2017. Es solo uno de los más de un millón de refugiados, principalmente sursudaneses, en llegar a Uganda en dos años, aumentando así la población de refugiados en el país hasta convertirse en la más numerosa de África.

Elogiada por sus políticas progresistas, Uganda permite a los refugiados trabajar, poner en marcha negocios y tener propiedades. Pero la escala de las recientes llegadas ha forzado los recursos de la región, ya desbordados antes de la llegada masiva de refugiados. Este hecho, combinado con la falta de cobertura móvil o, en el caso de existir esta, su mala calidad, significaba que, hasta hace poco, los refugiados estaban en riesgo de languidecer en asentamientos remotos.

Como respuesta, el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Capitalización, ACNUR (la Agencia de la ONU para los Refugiados) y sus socios recurrieron al sector privado en busca de ayuda. Junto con su socio NetHope, hicieron un llamamiento a proveedores de teléfonos móviles para que extendieran la cobertura a los nuevos asentamientos de refugiados en Uganda. Durante el último año, los proveedores Airtel, Africell y MTN han instalado antenas de telefonía por toda la región, llevando el acceso a internet a millones de personas por primera vez.

  • Richard Maliamungu, de 23 años, espera abrir un negocio de venta de teléfonos móviles a otros refugiados como él.
    Richard Maliamungu, de 23 años, espera abrir un negocio de venta de teléfonos móviles a otros refugiados como él.  © ACNUR / Michele Sibiloni
  • Refugiados sursudaneses ante la tienda de teléfonos móviles que abrirán pronto.
    Refugiados sursudaneses ante la tienda de teléfonos móviles que abrirán pronto.  © ACNUR / Michele Sibiloni
  • El refugiado de Sudán del Sur Peter Batali dirige una iniciativa comunitaria que ayuda a los jóvenes ugandeses a acceder a plataformas de aprendizaje en línea. Uganda permite a los refugiados trabajar, iniciar negocios y poseer propiedades.
    El refugiado de Sudán del Sur Peter Batali dirige una iniciativa comunitaria que ayuda a los jóvenes ugandeses a acceder a plataformas de aprendizaje en línea. Uganda permite a los refugiados trabajar, iniciar negocios y poseer propiedades.  © ACNUR / Michele Sibiloni

“Hemos instalado antenas por todo el norte de Uganda, ajustando nuestro plan de red para que adecúe a los emplazamientos de los campamentos de refugiados”, dice VG Somasekhar, director gerente de Airtel en Uganda. “Las antenas aseguran que toda la población, ugandeses y también refugiados, tengan ahora un buen servicio”.

Airtel consultó estrechamente con agencias del gobierno y ONG que trabajan con refugiados en la zona para garantizar que la extensa red facilitase su trabajo. La conectividad mejorada ayuda a coordinar la distribución de alimentos, medicinas y viviendas y también permite a las ONG distribuir subvenciones en efectivo directamente a los refugiados a través de transferencias vía móvil.

De esta manera, el proyecto forma parte de una respuesta más amplia a los movimientos de refugiados. Esta respuesta, conocida como Marco de Respuesta Integral para los Refugiados (o CRRF, por sus siglas en inglés), aboga por que una gama más amplia de actores se impliquen en la respuesta a los refugiados y por que se formen alianzas más fuertes.

“Este enfoque colaborativo de gobierno, ONG y sector privado puede servir a un objetivo”, explica Somasekhar, de Airtel. “Así pues, el gobierno ha desarrollado una política sobre refugiados, las ONG han venido a hacer lo que pueden hacer y las grandes empresas, como Airtel, garantizan que las tres partes trabajan hacia un objetivo conjunto".

Así, las empresas no necesitan formular una responsabilidad social corporativa de manera separada, de hecho, pueden colaborar con las agencias gubernamentales para lograr el mismo objetivo”, añade. “Creo que se trata realmente de una oportunidad para todos nosotros. De una manera muy significativa, hemos sido capaces de tener un impacto sobre la vida de estas y facilitar el cambio.”

Sobre el terreno, ese impacto ha sido profundo. La mejora en la conectividad ha transformado oportunidades, no solo para los refugiados, sino también para los ugandeses en esta región norteña, que antes estaba aislada. En el asentamiento del campamento de Rhino, la iniciativa comunitaria CTEN está ayudando a jóvenes ugandeses a acceder a plataformas de aprendizaje en línea, transformando la perspectiva para los que se ven en dificultades para pagar las tasas educativas.

“He aprendido a idear mi propio plan de negocio”.

“Desde que han llegado los refugiados yo me he beneficiado y toda la comunidad también”, dice Gift Munguleni, socio ugandés en el negocio de Richard. Gift también ha completado recientemente un curso sobre iniciativa social con la ayuda del CTEN. "Tener internet aquí nos ha ayudado. La juventud puede acceder ahora a mucha información".

Gift es el quinto hermano en una familia de diez, y su padre no pudo permitirse enviarlo a la escuela después de sexto grado. Pero ahora que internet ha llegado a la zona, Gift puede continuar aprendiendo, mejorando de manera radical sus oportunidades en la vida.

“He aprendido a idear mi propio plan de negocio”, dice Gift, de 22 años. “Si no hubieran venido los refugiados, yo estaba destinado a trabajr en el campo. Así es como el curso e internet me han ayudado, y sé que aun me ayudará mucho más. Tendrá mucho impacto en todos nosotros”.

“Estamos haciendo grandes cosas desde que tenemos internet aquí”, coincide Matthew Lubari, un refugiado y voluntario de CTEN de 26 años y que enseña contenidos digitales a otros refugiados y lugareños que sueñan con desarrollar carreras profesionales como científicos, ingenieros y doctores. “El acceso a la información se ha vuelto muy fácil. Los miembros de la comunidad pueden venir aquí y tener acceso a cursos en línea. Esto ha cambiado su vida. Mientras buscan inversión para su puesto de teléfonos móviles, Richard y Gift continuarán aportando a una comunidad más amplia las repercusiones positivas del acceso a internet.

Los dos están de nuevo en línea, estudiando para obtener un diploma en salud pública. Planean transmitir lo que han aprendido para mejorar la higiene y contener la propagación de enfermedades en el asentamiento del cmapamento de Rhino.

“Todo el mundo aquí, lugareños y refugiados, están pensando en cómo desarrollar este lugar”, dice el fundador de CTEN, Peter Betali, un refugiado sudanés de 32 años que cree que la conectividad puede permitir que los refugiados tengan un papel en el progreso de la región. “Tenemos un lugar en paz aquí para adquirir conocimientos y mejorar las condiciones de vida. Puedes poner en marcha un negocio aquí o una clínica. Sea cual sea el reto, ahora puedes conectarte a internet y encontrar las respuestas".

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.