La ayuda llega sobre tres ruedas para los recicladores desplazados en Yemen

Said perdió su casa y su trabajo en el conflicto en Yemen. Ahora es uno de los 90 recicladores desplazados cuyas ganancias se duplicaron tras recibir nuevos triciclos de carga de ACNUR.

Said, un desplazado interno de Yemen, recolecta desechos reciclables en Adén.
© ACNUR/Marie-Joëlle Jean-Charles

Said pedalea montado en su flamante triciclo rojo por los callejones polvorientos de Adén, en el sur de Yemen, escudriñando el borde de la calle a medida que avanza. Al ver algo, se baja y pasa varios minutos desenredando una masa de alambres para rejas de unos bloques de hormigón, antes de cargarlos en la gran cesta instalada sobre las dos ruedas delanteras.


Después de pasar 12 horas recogiendo residuos de metal y plástico, Said entrega su carga a los mayoristas de la industria del reciclaje de la ciudad a cambio del equivalente a unos 4 dólares diarios.

Puede parecer un pequeño monto por el tiempo y el esfuerzo que implica, pero al haberse visto obligado a abandonar su antiguo negocio y desplazado de su hogar debido al conflicto que desde hace cinco años azota Yemen, el dinero que gana hace la diferencia para Said y su familia.

“Lo perdí todo cuando estalló el conflicto. La guerra se lo llevó todo”, explicó Said, que huyó con su esposa y sus siete hijos de su hogar en Al Hudaydah, en la costa occidental del país, en 2018, después de que una ola de violencia barriera la zona.

Pasaron de llevar una vida cómoda respaldada por el exitoso negocio de Said de fabricación y venta de los tradicionales cojines de suelo ornamentados conocidos como madkha, a huir sin nada para unirse a los 3,65 millones de yemeníes desplazados por el largo conflicto.

“La guerra se lo llevó todo”

En todo el mundo, más de 41 millones de personas están actualmente desplazadas dentro de sus países. Hoy, 17 de abril, se cumple el 22º aniversario de la adopción de los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos, el primer instrumento internacional para los desplazados internos, que establece sus derechos y las obligaciones de los gobiernos para con ellos.

“Primero fuimos a Sana’a, pero la vida allá era demasiado dura. No pude encontrar apoyo o un trabajo”, dijo Said. A finales del año pasado, la familia se dirigió a la ciudad portuaria meridional de Adén, donde encontró espacio en un albergue colectivo, junto con otras 135 familias desplazadas de diversas partes del país.

A su llegada, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y sus socios les proporcionaron artículos de ayuda esenciales, entre ellos una tienda de campaña y colchones. Pero, al no tener medios de subsistencia, Said tuvo que ingeniárselas para dar de comer a su familia, por lo que empezó a recoger a mano desechos de metal y plástico simplemente para sobrevivir.

Después de cinco años de conflicto, la economía de Yemen se ha contraído casi un 50% y está a punto de colapsar. Sólo la mitad de los centros de salud del país siguen funcionando, más de una cuarta parte de los niños no están actualmente escolarizados y más del 80 por ciento de la población ha caído por debajo del umbral de la pobreza.

Esta combinación de factores ha ejercido una enorme presión sobre la respuesta humanitaria, ya de por sí financiada de manera gravemente insuficiente.

Para hacer frente a la acuciante necesidad de medios de vida, en particular entre la población desplazada, ACNUR puso en marcha un proyecto en Adén para proporcionar triciclos de carga a un costo de 435 dólares (USD) cada uno, completos de equipo de protección, a quienes ya se dedican a la recolección de materiales reciclables en la ciudad.

Said fue uno de los primeros en recibir el equipo en la fase piloto del proyecto, y su retroalimentación ayudó a mejorar el diseño del triciclo para que fuera más duradero y se adaptara mejor a la tarea de transportar materiales por las calles descompuestas de la ciudad.

Ya más de 200 personas recibieron el nuevo equipo de ACNUR, lo que no solo mejoró la seguridad y la dignidad de sus condiciones de trabajo, sino que también permitió que se duplicaran sus ingresos mensuales promedios, que han pasado de 60.000 a 120.000 riales yemeníes (de 105 a 210 dólares).

“Pude mejorar mi vida”

“Al final del día, gano [...] lo suficiente para alimentar a mi familia y pagar pequeños gastos”, explicó Said. “Con el triciclo, en poco más de dos meses pude mejorar mi vida”.

La perspectiva de una nueva mejora surgió cuando Said fue informado que recibiría un pago único de ayuda en efectivo de ACNUR de 100.000 riales (175 USD). Ya que los ingresos del reciclaje eran suficientes para cubrir las necesidades básicas de la familia, decidió invertir el dinero extra en los materiales que necesitaba para empezar a hacer madkhas de nuevo.

De a poco, Said está reconstruyendo su antiguo negocio, cuando no está reciclando, con objetivo final de obtener suficientes ingresos adicionales para encontrar un mejor hogar para su familia y enviar a sus hijos de vuelta a la escuela.

“Sé que puedo reiniciar mi negocio aquí y ganar lo suficiente para mantener a mi familia”, dijo. “Deseo que mis hijos puedan ir a la escuela para mejorar su vida. Deseo que todos vivan en salud y paz y confío en que con el triciclo, mi voluntad, y la ayuda de Dios, puedo empezar de nuevo y construir una vida mejor para nosotros”.

Puede hacer una donación aquí para ayudar a las familias afectadas por la catástrofe humanitaria en Yemen.