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Microcrédito en Ecuador: un proyecto muy especial

El ACNUR en Ecuador promueve el acceso a microcrédito para trabajadoras sexuales, tanto ecuatorianas como refugiadas colombianas.

ESMERALDAS, Ecuador, 17 de marzo (ACNUR) - Mariana*, refugiada colombiana, llegó a Ecuador en el 2007 y desde entonces se dedica al trabajo sexual en Esmeraldas, provincia fronteriza al norte de la costa Pacífica Ecuatoriana.

Decidió abandonar Colombia y refugiarse en el Ecuador debido a las constantes amenazas recibidas por parte de grupos armados irregulares, los mismos que asesinaron a su esposo. “En Colombia yo ganaba un mínimo… con eso yo sobrevivía con mis tres hijos después de que quedé viuda, pero como mataron a mi esposo, siguió las amenazas, más amenazas, ya eran continuas conmigo, entonces yo me dije, yo me voy a otro lugar a trabajar”. Mariana le dijo a su familia que abandonaría Colombia porque su empleo como vendedora no era suficiente para mantener a sus hijos.

Ecuador cuenta con el mayor número de personas refugiadas en Latinoamérica, con 53.342 refugiados reconocidos. De estos, 73% son mujeres, niñas y niños. Cerca de la mitad de las mujeres refugiadas que se emplean como trabajadoras sexuales en la frontera norte del país, no desempeñaban esta labor en Colombia. Sin embargo, como Mariana, algunas mujeres no tienen otra opción debido a las limitadas oportunidades de trabajo, o bien, porque no cumplen con los requisitos solicitados. En otros casos, necesitan una segunda fuente de ingreso para poder sostener a sus familias. Otras mujeres son víctimas de trata de personas.

Al entrar a Ecuador, Mariana vivió en Ibarra, ciudad cercana a la frontera Norte del país. Como no contaba con una identificación, no pudo encontrar trabajo. Después de tres meses, se empleó como trabajadora sexual, actividad legal en Ecuador. ”Tomar esa decisión fue muy difícil; al principio fue muy duro. En Ecuador también fui perseguida y mucha gente pensaba que era una criminal”. Mariana después se trasladó a Esmeraldas, en donde recibió el estatus de refugiada.

Como Mariana, a  pesar de su condición de refugiadas, a muchas trabajadoras sexuales se les niega la posibilidad de abrir una cuenta bancaria. “Yo me acerqué al banco, les dije que trabajaba en la noche y que era refugiada, mi petición fue negada“. Por situaciones como esta, en el año 2010 el ACNUR apoyó la creación - por medio de la Asociación de Trabajadoras Sexuales 21 de Septiembre - de una caja de ahorro y crédito, con el propósito de  proveer servicios financieros a las trabajadoras sexuales y sus familias. La Asociación promueve los derechos humanos de las trabajadoras sexuales.

Hoy, gracias a la caja, Mariana tiene acceso al microcrédito. “Quiero que mis hijos vengan. Además estoy vendiendo bisutería. Quiero tener una plata para sacar por si una enfermedad o algo mayor. Quisiera en un futuro cercano poder dejar atrás mi profesión actual”, le contó al ACNUR.

Durante el 2010, la caja de ahorro y crédito brindó servicios de microcrédito a un total de 19 mujeres, tanto ecuatorianas como refugiadas colombianas, con préstamos promedio de 300 dólares. De acuerdo con Pilar Pallares, representante de la 21 de Septiembre, no existe ningún retraso por parte de las beneficiarias en el pago de las cuotas de los préstamos adquiridos con la caja.

“Durante el 2011 queremos ofrecer préstamos a más compañeras. Nuestra meta es fortalecer la caja”. Al proporcionar información a las trabajadoras sexuales sobre los beneficios de la caja, Pilar y sus colaboradoras también las orientan acerca del ejercicio de sus derechos. “Conversamos con las compañeras sobre la importancia de su autoestima,  les damos una guía a ellas para que aprendan a ahorrar. A las recién llegadas les enseñamos el proceso para adquirir el estatus de refugiadas”.

Una de las razones que motivó a Pilar a impulsar la creación de la caja de ahorro y crédito, fue la existencia de mujeres que ya no podían trabajar, bien sea por su edad o por haber contraído infecciones de transmisión sexual. La Asociación 21 de Septiembre no solo brinda oportunidades financieras a las trabajadoras sexuales, también promueve iniciativas para capacitarlas, junto con los dueños de establecimientos nocturnos, en derechos sexuales y reproductivos.

“En situaciones de conflicto, las mujeres son un objetivo militar. El ACNUR apoya proyectos de generación de ingreso que benefician tanto a mujeres Ecuatorianas como Colombianas, con el propósito de brindarles nuevas   oportunidades, especialmente a aquellas que usualmente están sujetas a discriminación”, menciona Luis Várese, Representante Adjunto del ACNUR en Ecuador.

*Nombre cambiado por motivos de protección

Andrea Durango en Esmeraldas, Ecuador