¿Qué es el hogar? Poeta sursudanesa reflexiona sobre décadas de huidas y exilio
Escritora sursudanesa encuentra inspiración para su poesía en su experiencia de huida y exilio.
Bigoa Chuol, refugiada de Sudán del Sur y ahora residente en Australia, escribe poesía para ayudar a darle sentido a su vida.
© ACNUR/Heidi Woodman
Bigoa Chuol no conoce muchos detalles sobre cómo su familia huyó de su hogar, pero ha escuchado historias de cómo la metieron en un cubo y parientes mayores la cargaron sobre la cabeza mientras huían a pie de las balas.
La poeta sursudanesa nació en 1991 durante un arduo viaje que llevó a su familia de una guerra brutal en el sur de lo que entonces era Sudán hasta la seguridad de Etiopía y, después, de Kenia.
“Nací en Addis Abeba y he oído historias de cómo caminamos hasta Kenia cuando yo era muy pequeña”, cuenta la mujer de 28 años. “Iba con mis tías, mis tíos y mis primos y creo que entonces era tan pequeña que la gente me llevaba a hombros, a caballito y hasta en un cubo”.
La familia de Bigoa acabó siendo reasentada a Australia cuando ella tenía 11 años. Sus primeros años en Kenia no son más que recuerdos borrosos, pero identifica con claridad la sensación de faltar a la escuela y volver a emprender la marcha.
“Más o menos recuerdo que todo era una lucha, y las veces que no podía ir a la escuela porque no podíamos pagar la matrícula y cosas así. Un día de repente nos estábamos preparando para irnos”, explica.
Esa es una realidad que lleva asediando a muchos otros niños sursudaneses desde hace generaciones.
“Tenía un impulso insuperable de compartir algo”.
Sudán del Sur consiguió la independencia de Sudán el 9 de julio de 2011, y con ella la esperanza de que por fin llegaría la paz, pero lo cierto es que el país volvió a sumirse en la guerra apenas dos años más tarde.
Con más de 4 millones de personas forzadas a huir de sus hogares, Sudán del Sur se ha convertido en la mayor crisis de desplazamiento del continente africano. Más de 2,3 millones de personas han cruzado la frontera a seis países diferentes en un intento desesperado de encontrar seguridad, mientras que otras 1,8 millones son desplazadas internas. Cerca del 63% de las personas refugiadas de Sudán del Sur son menores de 18 años, lo cual implica que más de 1,4 millones de niños y niñas se enfrentan al impacto de verse desarraigados de sus hogares.
Bigoa tuvo mucha suerte. Tras el reasentamiento en Australia acudió a la escuela, hizo amigos y vivió una vida aparentemente normal.
Pero me faltaba algo… la sensación de estar realmente en mi “hogar”.
“No conseguía dar con lo que era”, nos cuenta. “Cuando has vivido la experiencia del desarraigo y no tienes realmente la sensación de estar a salvo y asentada, no te das prisa en echar raíces de nuevo. Creo que nunca sentí que de verdad fuera mi hogar”.
Un día asistió a un taller de poesía para escritores afroaustralianos y sucedió algo: empezó a invadirla una distante sensación de pertenencia.
“Me vi —compleja, creativa, expresiva— y sentí el impulso insuperable de compartir algo. Creo que siempre he tenido la necesidad de escribir”, explica.
Bigoa añade que, a través de la poesía, se está buscando a sí misma e interrogando el conflicto entre raíces y pertenencia.
“Hay mucho silencio en torno a la guerra y a cómo ha impactado a mi familia, y ahora estoy empezando a investigar ese aspecto”, dice.
Escribió el poema “Agua de nacimiento” mientras estaba en un retiro para escritoras sursudanesas organizado por OXFAM en Uganda. La puesta en común de distintas experiencias sobre la guerra en el país que consideran su hogar la ayudó a seguir cuestionándose y a producir un poema que pudiera invitar a otras personas a hacer lo mismo.
“Explora la experiencia de ser sursudanesa. Cuando lo pienso, el hecho de haber sido refugiados y a una edad muy temprana es casi como acceder a un nuevo caos”, explica. “Pasas a una nueva guerra que es muy sutil y la verdad es que no tienes tiempo o espacio para preguntarte de dónde vienes o por qué estás aquí”.