Un innovador programa de integración reaviva la educación de toda una familia

El proyecto de integración "holística" de ACNUR apoya a los refugiados a obtener trabajo, educación, hogar y asistencia legal hacia la naturalización.

Claudia* y su hijo Samuel* hojean libros en la biblioteca Biblioparque en Saltillo, México.
© ACNUR / Arturo Almenar

Después de que su madre huyera de El Salvador tras una oleada de amenazas de muerte, su hijo, el pequeño Samuel*, también se vio obligado a huir.


Samuel, de 7 años, perdió más de un año de escuela mientras huía de casa en casa con su abuela para mantenerse un paso por delante de las pandillas que atacaban a la familia.

Ahora, él y su hermana, Maité*, de 11 años, se han reunido con su madre Claudia* en Saltillo, una ciudad de alrededor de 800.000 habitantes en el noreste de México. Gracias a un innovador programa de integración de ACNUR, y a diferencia de la mayoría de los niños refugiados de Centroamérica, ellos regresaron a la escuela, asisten a clases en una primaria pública local y recuperan velozmente el tiempo perdido.

"Espero que todos los sacrificios valgan la pena".

Incluso su madre está en la universidad: cursa ingeniería industrial.

"A veces es muy difícil como madre soltera balancear el trabajo y la escuela, pero espero que todos los sacrificios valgan la pena", dice Claudia, de 31 años, que había abandonado la universidad más de una década atrás para criar a sus hijos.

En 2017, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, estimó que en los estados más sureños de México, donde se concentra la mayoría de los refugiados centroamericanos que huyen de las pandillas que causan estragos en El Salvador, Honduras y Guatemala, solo el 18% de los niños refugiados asisten a la escuela.

Esto se da a pesar de que la ley garantiza a todos los niños en suelo mexicano el derecho de inscribirse en las escuelas estatales, independientemente de su estado migratorio.

  • Samuel* y Maité* revisan libros dentro de la biblioteca del Biblioparque.
    Samuel* y Maité* revisan libros dentro de la biblioteca del Biblioparque. © ACNUR / Arturo Almenar
  • Claudia* y sus hijos Samuel* y Maité* hojean libros en la biblioteca Biblioparque en Saltillo, México.
    Claudia* y sus hijos Samuel* y Maité* hojean libros en la biblioteca Biblioparque en Saltillo, México.  © ACNUR / Arturo Almenar
  • Claudia* y sus hijos Samuel* y Maité* son entrevistados por una oficial de ACNUR en la biblioteca Biblioparque en Saltillo, México.
    Claudia* y sus hijos Samuel* y Maité* son entrevistados por una oficial de ACNUR en la biblioteca Biblioparque en Saltillo, México. © ACNUR / Arturo Almenar

Pero en Saltillo, la historia es diferente. Para los refugiados reubicados aquí, ACNUR identifica trabajos adecuados para adultos, ayuda a inscribir a los niños en la escuela y brinda apoyo psicosocial. Los refugiados también reciben ayuda legal para adquirir la ciudadanía, lo que normalmente ocurre en unos dos años, y para obtener su propia casa, lo que ocurre en unos tres.

"Acá decimos que las únicas personas que no están trabajando o estudiando son las que eligen no hacerlo", dice Ana Lorena Galindo Cepeda, quien dirige la oficina local de ACNUR en la ciudad. "Podemos brindar opciones educativas al 100% de las personas con las que trabajamos".

El programa de reubicación, empleo e integración local de ACNUR en Saltillo ve a cerca de 40 refugiados reubicados cada semana desde ciudades del sur de México en las que tenían pocas perspectivas de educación y empleo. El caso aquí es el contrario.

Alrededor del 92% de los refugiados que vienen acá encuentran trabajo, el 100% de los niños en edad escolar están inscritos en clase y el 60% se sitúan fuera de la pobreza en el primer año.

Después de escapar de El Salvador en 2016, Claudia se dirigió a Coatzacoalcos, en el extremo sur del estado costero mexicano de Veracruz. Trabajando en empleos ocasionales, logró juntar dinero suficiente para traer a sus dos hijos de San Salvador.

Una vez que había sido seleccionada para el programa de integración de ACNUR, Claudia y los niños fueron reubicados en Saltillo. Y prosperaron.

Claudia tiene un empleo de fábrica a tiempo completo ensamblando lavadoras en una línea de montaje. Pero gracias a que ACNUR financia su matrícula, los sábados puede acudir a clases para sus estudios universitarios, lo que espera que proyecte su carrera.

Para Maité, la medida trajo una mejora sustancial en la calidad de su educación. "Allá [en San Salvador], la escuela era más fácil y menos exigente", dice. "Acá, los maestros son más exigentes y quieren que leamos y escribamos más". Pero ella se puso a la altura. El año pasado fue premiada como la mejor estudiante en su clase de cuarto grado. "Normalmente soy la número uno, pero a veces soy la número dos", dice con una sonrisa tímida.

Iniciativas como la de Saltillo serán discutidas en una reunión histórica en Ginebra en diciembre.

El Foro Mundial sobre los Refugiados reunirá a gobiernos, organizaciones internacionales, autoridades locales, sociedad civil, sector privado, miembros de la comunidad de acogida y los propios refugiados con el objetivo de aliviar la carga de acoger refugiados para las comunidades de acogida, impulsando la autosuficiencia de los refugiados, y aumentando las oportunidades de reasentamiento. La educación y el empleo son fundamentales para la integración exitosa de los refugiados en las comunidades de acogida y pueden conducir a resultados beneficiosos para ambas partes.

*Por razones de protección, los nombres han sido cambiados.