Grandi hace un llamado a los países donantes para que ayuden a estabilizar las zonas de conflicto en África
El Alto Comisionado se reunió con refugiados de Burkina Faso y Níger en Mali durante un viaje corto para conmemorar el Día Mundial del Refugiado.
GAO, Mali – La desértica ciudad de Gao, en Mali, es una encrucijada de viajeros, migrantes y refugiados, así como de soldados y rebeldes.
Entre las personas refugiadas registradas por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se encuentran más de 5.000 que han llegado del vecino Burkina Faso en los últimos meses. Ellos vinieron de las ciudades fronterizas, donde el ejército ha estado luchado con los rebeldes.
“Ellos dijeron que había rebeldes en la ciudad y cercaron a 50 personas”, dijo Souaibou Moumouni, quien llegó con su familia. “No se molestaron en revisar quienes eran, solamente se llevaron a las 50 personas”.
Moumouni, su familia y varias docenas más de personas decidieron cruzar la frontera para buscar seguridad en Mali. Sin embargo, encontraron que su nuevo refugio no estaba libre de problemas. Se albergan en chozas y muchos de ellos, incluida la familia de Moumouni, no han recibido asistencia alimentaria.
Ellos contaron su historia al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, quien los visitó durante un corto viaje a Mali. Él dijo que se aseguraría de que recibieran asistencia de ACNUR.
Grandi estaba en su última parada de un viaje para celebrar el Día Mundial del Refugiado, el 20 de junio, el cual también lo llevó a Libia y a Níger. Todas son zonas de conflicto y emitió un llamado de atención a los diversos ejércitos de la región en su lucha por restaurar la seguridad.
“Tuvimos que caminar por la noche, porque por el día era demasiado caliente para los niños”.
Gao alberga una base internacional, donde soldados de más de 20 países conforman las Fuerzas de Paz de la ONU que trabajan por estabilizar el país.
El Alto Comisionado también conoció a refugiados que recién habían llegado de Níger. Ellos huyeron de ciudades fronterizas para escapar del conflicto entre combatientes islamistas y fuerzas de seguridad. Los combatientes atacaron a los locales, alegando que ellos habían dado información a las fuerzas de seguridad sobre sus movimientos.
Más de 1.000 personas huyeron.
“Tuvimos que caminar por la noche, porque por el día era demasiado caliente para los niños”, dijo Miriam Daouda, de Níger. Ellos eventualmente encontraron a alguien que los pudo trasladar hasta Gao.
Allí, ellos recibieron asistencia alimentaria, pero aún continúan cargando con los recuerdos del conflicto.
“Desde que llegamos, no he podido dormir bien”, dijo ella. “Todavía llevo adentro todo lo que pasó”.
El número de refugiados en Gao es menor que el número de refugiados malienses que huyeron a Níger en 2012 para escapar de los combates en Mali y que ahora han regresado.
Algunos, como Mariam Souleye, han plantado cultivos y fabrican cuscús, sémola y fideos.
“La vida está mejorando, poco a poco”, dijo. Sin embargo, todavía es difícil. Pocos residentes tienen dinero para comprar sus productos y ella y sus amigos no tienen dinero para comprar jabón.
“La vida está mejorando, poco a poco”.
“El Estado nos ayudó un poco, con un poco de dinero, cuando volvimos”, dijo Seydou Cissé. Huyó de la lucha en 2012 y se fue a Níger. Regresó en 2014 y ayudó a establecer la Asociación de Repatriados y Desplazados. Él dice que más de 10.000 personas han regresado de Níger y Burkina Faso.
“Pero necesitamos más ayuda”, dijo. “La gente regresó y encontró sus casas destrozadas. Los servicios básicos son deficientes. Hay repatriados que tienen que regresar a Níger para encontrar comida para sus familias”.
Su pedido de ayuda fue repetido por Grandi con una súplica a los países donantes. Señaló que muchas personas que intentan llegar a Europa atraviesan áreas inseguras en Mali y Níger en su camino hacia el norte.
“Las comunidades aquí necesitan estabilidad”, dijo. “Los migrantes y refugiados necesitan estabilidad. Pero los recursos son muy limitados. Las agencias internacionales tienen muy poco dinero. Y el gobierno solo no puede lidiar con los problemas. Los europeos se quejan continuamente de los refugiados y migrantes que intentan llegar a sus costas, pero esto continuará si no hay una inversión real aquí”.