"Gritábamos y rezábamos para ser rescatados"
Sobrevivientes narran sus experiencias en el mar Mediterráneo.
“Cuando el bote comenzó a hundirse, tratamos de sacar el agua que ya nos llegaba hasta las rodillas. Las niñas se movieron al centro y comenzaron a entrar en pánico, trataban de levantarse. Las personas perdían la batalla y sus cuerpos quedaban bajo el agua, gritábamos y rezábamos para ser rescatados", comenta Omarr, sobreviviente de una embarcación que se hundió en el mar Mediterráneo.
La necesidad de la gente por huir de sus casas supera el horror del viaje y sin dudarlo se suben a botes en dirección al mar abierto, incluso sin saber nadar. Viajan padres de familia, mujeres embarazadas, niños huérfanos, ancianos y jóvenes que huyen de la violencia. Desesperados por llegar a puerto seguro, se suben apretujados, unos contra otros se amontonan para entrar en el bote. Si se mueven de un lado, el barco pierde el balance, entra el agua y se pueden hundir. Todos deben de mantener la calma en mar abierto para evitar estos accidentes. Ellos llevan consigo la bolsa más pequeña y ligera que encontraron para meter sus pertenencias. De ser muy grande, le robaría el espacio a otra persona. Tú puedes salvar su vida, ENVÍA ayuda.
…el agua comenzó a entrar al bote.
Jo, de 20 años de edad, sobrevivió a un naufragio y narra el momento de la tragedia: “La gasolina se terminó y quedamos varados en el mar. Las personas se desesperaron y el agua comenzó a entrar al bote. Estábamos muy asustados”. Del incidente fueron rescatadas 209 personas con vida, pero 21 mujeres y un hombre no sobrevivieron, “logramos recuperar sus cuerpos para enterrarlos bajo tierra”, agrega Jo.
En los botes viajan personas de muchas nacionalidades, la mayoría provienen de Afganistán, Marruecos, Siria y Malí. Viven tanta violencia y persecución en sus países que hombres, mujeres y niños tienen que huir por cualquier medio. Por cada diez personas en un bote, al menos viajan 2 mujeres y 2 niños. Hay casos en que la mitad de las personas son niños que viajan solos.
“Son mujeres, hombres, niños”
Miles de personas intentan llegar a Grecia, España, Italia, Malta y Chipre. Aunque toman distintas rutas para disminuir los riesgos, al Mediterráneo se le considera la frontera más letal pues el oleaje es impredecible. La dureza de las condiciones, en países como Libia, obliga a la gente a subir a botes con muchas posibilidades de hundirse.
En lo que va del año, han llegado a las costas de Europa 31,947 personas. Por desgracia, un promedio de cuatro personas mueren al día en el Mediterráneo. “Son mujeres, hombres, niños. Personas desesperadas que se arriesgan y a menudo, pierden sus vidas por buscar un futuro mejor. Para ellos, el final es trágico", comenta el Alto Comisionado del ACNUR, Filippo Grandi durante su visita a las costas africana.
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