Refugiado colombiano en Ecuador
“Tengo tres hijos y trabajé como panadero durante 25 años en Cali. Escapé de Colombia en junio de 2004 porque me perseguían y temía por mi seguridad. Al poco tiempo de llegar a Ecuador monté una pequeña panadería en Quito, pero -como muchos otros colombianos en Ecuador- encontré cierta hostilidad por ser colombiano, y la gente no quería comprar mis productos.
Mi negocio me ayudó a construir buenas relaciones con mis vecinos ecuatorianos. Me especializo en productos tradicionales de Colombia: buñuelos, pandebono, cuajadas, pan colombiano y tortas de naranja.
He recibido mucho apoyo de ACNUR y sus socios y gracias a ellos soy independiente. Pero lo más importante para mí ahora es recibir el crédito. He puesto mi equipamiento y la tienda como garantía. Hoy en día mi panadería tiene éxito, estoy dando empleo a muchos ecuatorianos porque quiero crecer más. Pero a pesar de construir una nueva vida, aún pienso en mi hogar en Colombia. Extraño Cali. Quisiera volver algún día.”
Ponerse los zapatos de Quintero es entender la situación por la que le tocó pasar. Apoyar la integración de personas como él a través de préstamos, programas de micro-créditos y capacitación es una política clave para ACNUR. "De los casi 52.000 refugiados reconocidos a la fecha, el 60 por ciento se encuentra en centros urbanos - eso es un ejemplo de la importancia de la integración local como solución duradera", explicó Deborah Elizondo, Representante de ACNUR en Ecuador.