Desplazada interna en Sri Lanka.
"Estuvimos atrapados en la zona de conflicto junto a otras decenas de miles de personas. Al final pudimos escapar. Cuando terminó la guerra, me mandaron con mis hijos a un campo al norte del país, pero detuvieron a mi marido para interrogarle y desde ese momento no he vuelto a verle."
Ramani ha podido regresar al distrito de Batticaloa en el este de Sri Lanka con sus padres y sus dos hijos después de permanecer en un campo por la guerra civil del país. El tiempo que estuvo en el campo no fue fácil. Tenían que compartir con otras tres familias una tienda para cinco o seis personas. Las enfermedades como la diarrea se extendían en el campo. Las condiciones sanitarias cambiaron cuando las distintas agencias humanitarias, incluyendo ACNUR, tuvieron acceso a los campos.
En septiembre de 2010 les llevaron al campo de tránstito de Batticola y les permitieron regresar a casa. Sin embargo, Ramani tendrá que afrontar todavía el desafío de reconstruir su vida. Su marido permanece detenido por ser sospechoso de permanecer al grupo LTTE (Tigres de Liberación del Eelam Tamil ). Le preocupa su hija, que tiene un tumor cerebral, y cómo ganarse la vida para alimentar a su familia.
Ramani sobrevive con la ayuda del gobierno y de ACNUR, que está suministrando refugios y ayuda en la reparación de las casas dañadas, así como distribuyendo elementos básicos como mosquiteras, bidones, utensilios de cocina y mantas, entre otros. Más de 155.000 personas han abandonado los campos del gobierno para regresar a sus hogares, mientras que 110.000 personas permanecen en los campamentos.