“Me llamo Mohammed, soy de la franja de Gaza y tengo 26 años. Llevo sólo seis meses en España y estoy muy contento de que este país me haya aceptado como parte de su sociedad. Hace poco obtuve el estatuto de refugiado, pero llegar hasta aquí ha sido duro para mí.
He vivido el conflicto palestino durante toda mi vida, pero pese a ello he querido luchar por mi futuro y estudié medicina en Gaza. Allí tengo a mis padres y a mis siete hermanos. No sé cuando podré volver a verlos. Por la situación de conflicto, inestabilidad e incertidumbre en Gaza decidí venir a España. Ahora vivo en un centro de acogida para refugiados de la ONG española CEAR, donde convivo con otros palestinos y gente de todas las nacionalidades que han tenido que huir de sus países. Estoy agradecido por la oportunidad que me han dado de comenzar una nueva vida. En España los refugiados nos sentimos más libres que en nuestros propios países. Yo quiero ser útil, aportar, no ser una carga ni un problema para la comunidad. Como muchos otros refugiados, estoy aquí para construir algo positivo y confío en que los españoles nos ayuden a ello.”
Como Mohammed, muchos palestinos que por generaciones han experimentado el conflicto y la violencia, han buscado refugio en otros países. El Gobierno español cuenta con servicios especializados para solicitantes de asilo y refugiados recién llegados, a los que atienden directamente a través de sus Centros de Acogida o de las ONGs españolas. Sin embargo, esta asistencia es limitada y la autosuficiencia de muchos refugiados se ve seriamente obstaculizada por la actual situación de crisis económica. Si en esta circunstancia es muy duro para los españoles salir adelante, podemos imaginar cómo será para una persona que ha sufrido graves violaciones de los derechos humanos, que viene de otro país, con otra cultura, otra raza, idioma, sin familia en nuestro país y a veces sin más recursos que su propia experiencia de vida. Aunque su número es muy reducido en España –unas 2.500 personas al año-, sigue habiendo muchos solicitantes de asilo y refugiados de distintas nacionalidades, edades, sexo y perfiles, que luchan cada día por salir adelante en nuestro país, aportando sus conocimientos y valores humanos a nuestra sociedad.
Ponte en los zapatos de los refugiados que viven en España y da el primer paso para entender su situación.