Refugiada en México
“Tengo 40 años y soporté abusos hasta en mi propio hogar. Mi desdicha comenzó casi desde el momento en que me casé con el hombre con quien creía iba a pasar el resto de mi vida. Tenía sólo 17 años. Mi esposo solía golpearme, gritarme, hacerme sentir menos persona en público e incluso abusaba de mí sexualmente. Cuando estaba embarazada, mi esposo no me permitió ver a ningún doctor. Mi bebe murió a las pocas semanas, posiblemente debido a los golpes que me dio durante el embarazo.
Me uní a la ruta que atraviesan los migrantes indocumentados y los refugiados a través de Centroamérica y hacia los Estados Unidos. Pero las autoridades migratorias mexicanas me detuvieron cerca de la frontera con Estados Unidos. Fui reconocida con el estatuto de refugiada hace un año y he encontrado trabajo como asistente administrativa. Con la ayuda de ACNUR, mi hijo pudo reunirse conmigo después de casi un año de permanecer separados.”
Pocos se han puesto los zapatos de Rebecca y han soportado lo que ella. Se estima que hasta un 60 por ciento de las mujeres sufren algún tipo de violencia o han sido agredidas físicamente por su pareja al menos en alguna ocasión. Denunciar este delito no garantiza a veces la protección de la víctima.