Refugiado angoleño en Namibia.
"Haber sido discriminado por pertenecer a una minoría en Angola y pasar por la experiencia de ser un refugiado me ha hecho querer ser un abogado defensor de los derechos humanos. Yo sirvo a todos - namibios y no-, a cualquiera que necesite justicia."
Oliver Lino huyó de la guerra civil de Angola hace 16 años y buscó refugio en Namibia. Actualmente es el fiscal jefe en el juzgado de Otjiwarango. Logró este puesto tras conseguir una beca de ACNUR para estudiar derecho en la Universidad de Namibia. Oliver se graduó entre los cinco mejores de su promoción y decidió trabajar en el sector público.
El gobierno de Namibia aprovecha la experiencia y las ganas de formación de los 8.000 refugiados que viven en Osire. Namibia asume la responsabilidad de proporcionar los servicios básicos en los campos de refugiados gracias al apoyo económico de ACNUR. Para esta labor se emplean a refugiados cualificados, como es el caso de Lino. Estos empleados reciben un sueldo del gobierno.
"La experiencia de Namibia puede ser un ejemplo para el mundo sobre cómo los refugiados pueden contribuir a la sociedad de acogida. Esto no solo beneficia a los refugiados en términos de capacidad socioeconómica, sino que también contribuye a los esfuerzos de coexistencia pacífica con las comunidades locales", dijo Lawrence Mgbangson, respresentate del ACNUR en Windhoek.