Refugiado zimbabuense en Sudáfrica.
"No sabía que ser solicitante de asilo pudiera ser tan duro y que de la noche a la mañana me convertiría en un vagabundo. No tenía más opción que dormir debajo de un puente junto a otros 50 solicitantes de asilo. Fue un momento muy duro para mí, pero no podía dejar que las circunstancias me agobiaran. Había venido a Sudáfrica con un objetivo y, a pesar de mi situación actual, lo iba a lograr."
Langton no quería irse de su país. Trabajaba como asistente personal en una compañía de gestión de eventos. Intentó centrarse en su trabajo y alejarse de la política, pero fue acosado cuando decidió no participar en las juventudes del partido gobernante. Fue por esta presión por la que huyó a Ciudad del Cabo, Sudáfrica, con grandes esperanzas. Solicitó el asilo a su llegada, pero se dio cuenta que no era tan fácil conseguirlo. Todos los días acudía a la oficina de recepción para proseguir con la solicitud de asilo. Langton Sanyanga pensó que sería fácil encontrar un trabajo en Sudáfrica cuando abandonó Zimbabue en 2007.
A diferencia de muchos otros, Langton un día tuvo suerte. Mientras buscaba comida, se encontró con un folleto de unos cursos y acudió al día siguiente con dos amigos. Langton consiguió un trabajo en un hotel gracias a un socio de ACNUR. Hoy gana lo suficiente como para mantenerse y enviar dinero a casa para su madre y hermana.