Refugiado de Sri Lanka en México
“Soy pescador en Sri Lanka y vengo de Millaittivu, un poblado del noreste. Me persiguió el Gobierno y el grupo de rebeldes Tigres de Liberación del Eelam Tamil durante varios años. Este grupo armado reclutó forzosamente a mi hermano mientras que yo permanecía encarcelado por dos años sin ningún cargo.
Mis padres y mi hermana murieron en el tsunami de 2004. Este desastre supuso una pausa en las hostilidades que se estaban dando en mi país. Un grupo de personas aprovechamos para escapar y conseguimos que un bote pesquero nos llevara a las Islas Maldivas, donde comenzó mi inesperado trayecto hacia el continente americano.
En las Islas Maldivas viajé como polizón en un buque de pasajeros creyendo que iba a Europa, pero acabé en Guatemala. Una vez en este país, me dirigí hacia el norte y llegué a la ciudad de Tapachula, en el sur de México, donde ACNUR monitorea el flujo migratorio mixto en la frontera para detectar la presencia de refugiados y solicitantes de asilo.
Decidí solicitar la condición de refugiado en México. Mientras esperaba la decisión sobre mi solicitud, comencé a tomar clases de español en la Universidad Autónoma de Chiapas. Con el tiempo recibí asistencia económica del ACNUR, y la ayuda de una familia de refugiados colombianos.
Ponerse en los zapatos de Thasan es entender que cada año cientos de miles de personas cruzan la frontera porosa entre Centroamérica y México. La mayoría busca escapar de las condiciones de pobreza en países como Guatemala, Honduras y El Salvador y, eventualmente encontrar mejores condiciones de vida en Norteamérica.