Apátridas en Liberia

Liberia es uno de los 27 países del mundo en los que las mujeres no tienen derecho a transmitir su nacionalidad a los hijos, de la misma manera que los hombres lo pueden hacer. [for translation]

MONROVIA, Liberia, 25 de septiembre de 2015 (ACNUR) – Este fin de semana, el mundo se reúne con el fin de comprometerse a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, para acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar prosperidad para todos. Para 10 millones de personas apátridas, estos deseos continúan siendo un sueño mientras se les siga negando la nacionalidad de cualquier país.

Liberia, Estado de África occidental, es uno de los 27 países del mundo en los que las mujeres no tienen derecho a transmitir su nacionalidad a los hijos, de la misma manera que los hombres lo pueden hacer. Esto significa que, un niño nacido fuera de Liberia de padre no liberiano y madre liberiana puede ser un apátrida, si el padre no consigue transmitirle su nacionalidad.

La identificación de los padres de un niño a través del registro de nacimiento puede ser un elemento clave para que estos les puedan transmitir la nacionalidad. En una región donde los niveles de registros de nacimiento son bajos (en África occidental y central se estima que sólo el 47% de los nacimientos se registran mientras que en Liberia la cifra es del 4%), el riesgo de apatridia es alto.

Liberia con una población de apátridas debido en gran parte al alto número de mujeres que abandonaron el país durante las guerras civiles que tuvieron lugar de 1989 a 2003, y que durante su tiempo en el exilio tuvieron hijos con extranjeros.

Esta situación ha dejado una cantidad estimada de 4.000 niños potencialmente apátridas en Liberia y cerca de 3.200 niños potencialmente apátridas fuera del país, aunque su número podría ser mayor.

Sin una nacionalidad, muchos de estos niños no pueden ir al colegio, recibir asistencia sanitaria o viajar libremente fuera del país.

Su única opción de adquirir la nacionalidad en Liberia es esperar a cumplir los 18 años (y hasta que tengan 23) para ser naturalizados. Este proceso de naturalización cuesta 175 dólares por persona, una cantidad demasiado alta para gran parte de la población, que de media gana 1,25-2 dólares al día. Dejados sin esperanzas, tienen muy pocas oportunidades de vivir una infancia normal.

Esta es la historia de Georgia Cage, una viuda liberiana de 36 años, y sus tres hijos, que no tienen nacionalidad.

La familia Theddus: Georgia, Solomon, Stella y Emelda.  © ACNUR/D.Diaz

Georgia es una madre liberiana. Sus hijos nacieron en Nigeria de padre nigeriano, que murió cuando estos eran pequeños. Ninguno tiene certificado de nacimiento u otro documento oficial que reconozca su nacimiento, lo que les ha impedido obtener la nacionalidad nigeriana.

Georgia ha intentado que se reconozca oficialmente a sus hijos como ciudadanos de Liberia, pero el esfuerzo ha sido en vano. Liberia reconoce a los hijos de "descendientes negros" nacidos en el país y sujetos a la jurisdicción como ciudadanos de Liberia. Liberia concede la nacionalidad a sus ciudadanos sin certificados de nacimiento. Sin embargo, sólo es posible si el padre es liberiano o si ha vivido en el país durante cierto tiempo.

Los hijos de Georgia nacieron en Nigeria y su padre no es liberiano.

Esto significa que los niños son apátridas.

"Se debe buscar alguna solución para las madres liberianas que han tenido hijos con extranjeros. Tengo derecho a darles mi nacionalidad, pero no me lo permiten . . . "

"Me siento decepcionada con el hecho de que no puedo proteger a mis hijos. La ley de nacionalidad de Liberia no me permite proteger a mis hijos como una gallina protege a sus polluelos de los halcones".

Georgia y su familia vivían en Liberia, su esposo era un comerciante nigeriano que viajaba con frecuencia entre Liberia y Nigeria. Cuando fue asesinado durante la guerra civil en Liberia, Georgia y sus hijos huyeron a Nigeria y se reunieron con su familia, con la esperanza de encontrar seguridad. Desafortunadamente, en Nigeria los familiares de su marido la trataron mal y ella decidió volver a Liberia.

"Este papel es el único documento de identidad que tengo. Se redactó en un campo de refugiados en Nigeria antes de que fuésemos repatriados a Liberia".

La situación de Georgia es parecida a la de sus hijos. De madre liberiana y de padre de Sierra Leona, Georgia tuvo muchos problemas al intentar conseguir la nacionalidad. Su única opción fue nacionalizarse cuando cumplió los 18 años.

"Mis hijos son de Liberia porque su madre es liberiana, pero la ley de nacionalidad de este país es machista. Todo es él, él, él, nunca ella . . . "

"Tuve muchos problemas para conseguir un pasaporte y ahora mis hijos se tienen que enfrentar a lo mismo. Tuve que nacionalizarme, me costó 175 dólares conseguir el documento que necesitaba, antes de que pudiese conseguir un pasaporte. No puedo permitirme naturalizar a mis hijos y me preocupa su futuro".

Emelda, la hija mayor de Georgia de 17 años, no ha podido conseguir documentación alguna en todo este tiempo, debido a que no puede probar su nacionalidad. Como consecuencia, no puede viajar fuera del país. Emelda está preocupada por no poder cumplir sus sueños y exprimir su potencial sólo por el hecho de ser apátrida.

"Quiero ser abogada. Miro alrededor y veo cosas que me gustaría poder cambiar, pero sin tener la nacionalidad es casi imposible poder conseguir este sueño. Si me matriculo en una universidad, me pedirán documentación que no tengo".

Stella, la hija pequeña de Georgia, de 12 años, se sienta en la cama que comparte con sus otros dos hermanos y su madre. Nació en Nigeria pero nunca fue registrada. Ahora vive en Liberia, pero no puede demostrar vínculos con ninguno de estos países.

"Si tuviese la oportunidad de nacionalizarme ahora, lo haría. No es justo que tenga que esperar hasta los 18 años. Aquí me siento como en casa".

Solomon, de 14 años, juega con una cometa en el barrio donde reside.

El hijo de Georgia, Solomon, ha tenido que soportar discriminaciones por ser apátrida.

"Mis compañeros me decían que me callase porque no soy de aquí. No hablo mucho en clase porque se ríen de mi", dice Solomon.

Georgia abraza a sus hijas Stella y Emelda. Georgia abraza a sus hijas Stella y Emelda.  © ACNUR/D.Diaz

Georgia anima a sus hijos a ser fuertes y firmes.

"Como no tienen nacionalidad, tienen muchos problemas en el colegio y con sus amigos. Se sienten marginados y siempre los ridiculizan", dice Georgia. Además, añade: "Si la situación no cambia seguirán siendo invisibles aquí. Debería tener el derecho de transmitirles mi nacionalidad para hacerles sentir que pertenecen a este país".

Para saber cómo puedes unirte a la campaña de ACNUR #IBelong para acabar con esta situación visita: http://www.unhcr.org/ibelong/es/

Gracias a la Voluntaria en Línea Marina Serna Box por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.