Programador que huyó de Siria inicia una nueva vida en Serbia

Formado en Alepo como programador informático, Mawaheb descubrió que sus habilidades tecnológicas le ofrecían una forma de adaptarse y retribuir en Belgrado.

Mawaheb e Ida posan en su sala de estar en Belgrado.
© ACNUR / Daniel Etter

Mawaheb Seraj llegó a Serbia como refugiado con una esperanza, un sueño y un gato. Ahora cumplió su esperanza de conseguir el empleo indicado, conoció a la mujer de sus sueños y su gato tiene ahora un nuevo compañero: un perro.  

A las personas refugiadas a menudo se les dificulta integrarse a una nueva sociedad, pero Mawaheb tiene dos ventajas cruciales: Es programador informático, una habilidad que se puede transferir de un país a otro. Además, habla inglés, un idioma global para la tecnología.

“Mi buena suerte fue ser programador”, dice él. “Sé que otros refugiados con educación, como doctores y abogados, tienen que aprender el idioma local y adaptar sus cualificaciones”.

Mawaheb estudió programación en la Universidad de Alepo, Siria, pero la guerra lo obligó a huir en 2012. Se fue a Turquía y posteriormente a Serbia, donde alquiló un apartamento en Belgrado para él y su gato Fidel.

Tuvo que esperar mucho tiempo, pero tan pronto obtuvo la condición de refugiado, pudo aplicar a empleos. Poco después, obtuvo un empleo con IPS Energy, una empresa mundial que busca soluciones digitales para la industria energética.

“Él era el mejor candidato…Era irrelevante de dónde venía”.

“Recibimos a cerca de 20 candidatos y elegimos finalmente a Mawaheb”, dice Ivan Petkoski, quien administra la filial de la compañía en Serbia. “Él era el mejor candidato por sus habilidades y su experiencia previa. Era irrelevante de dónde venía”.

A Petkoski le sorprendió lo bien que Mawaheb hablaba serbio, a pesar de que no era un requerimiento para el puesto.

  • Mawaheb e Ida se abrazan en un parque en Belgrado. Después de huir de Siria, encontró seguridad en Serbia, donde además encontró el amor y un trabajo como desarrollador de software.
    Mawaheb e Ida se abrazan en un parque en Belgrado. Después de huir de Siria, encontró seguridad en Serbia, donde además encontró el amor y un trabajo como desarrollador de software. © ACNUR / Daniel Etter
  • Ida estaba paseando a su perro en un parque de Belgrado cuando conoció a Mawaheb. "Desde  que Mawaheb y yo nos conocimos, hemos estado juntos todo el tiempo", dice ella. "Sentimos como si nos conociéramos de antes".
    Ida estaba paseando a su perro en un parque de Belgrado cuando conoció a Mawaheb. "Desde que Mawaheb y yo nos conocimos, hemos estado juntos todo el tiempo", dice ella. "Sentimos como si nos conociéramos de antes".  © ACNUR / Daniel Etter
  • Mawaheb habla con un colega en su oficina. Trabaja como ingeniero de software para una empresa de energía en Belgrado.
    Mawaheb habla con un colega en su oficina. Trabaja como ingeniero de software para una empresa de energía en Belgrado.  © ACNUR / Daniel Etter
  • Ida le da a su perro Lulu un poco de agua. Su esposo, Mawaheb, es un refugiado de Siria que trabaja como ingeniero de software para una compañía de energía.
    Ida le da a su perro Lulu un poco de agua. Su esposo, Mawaheb, es un refugiado de Siria que trabaja como ingeniero de software para una compañía de energía.  © ACNUR / Daniel Etter
  • En su casa, en Belgrado, Mawaheb abraza a su gato, Fidel. Han estado juntos desde poco después de que Mawaheb huyera de la guerra en Siria.
    En su casa, en Belgrado, Mawaheb abraza a su gato, Fidel. Han estado juntos desde poco después de que Mawaheb huyera de la guerra en Siria.  © ACNUR / Daniel Etter
  • Lulu descansa con sus cachorros en la casa que comparten con sus dueños, Ida y Mawaheb, en Belgrado.
    Lulu descansa con sus cachorros en la casa que comparten con sus dueños, Ida y Mawaheb, en Belgrado.  © ACNUR / Daniel Etter

El secreto de su fluidez probablemente se encontraba en el encuentro casual de Mawaheb con una mujer en un parque un día de invierno hace dos años. Ella estaba caminando junto a su terrier Jack Russell.

"Era un día frío y caminaba con Lulu", dice Ida, ahora de 34 años, que trabaja como diseñadora de vestuario e ilustradora. “Desde que Mawaheb y yo nos conocimos, hemos estado juntos todo el tiempo. Sentimos como si nos conociéramos de antes”.

En junio de 2018 tuvieron una boda civil serbia, seguida de una ceremonia musulmana.

La pareja había encontrado el amor, pero al principio las cosas estuvieron tensas entre Fidel y Lulu, tanto que las mascotas debían mantenerse en apartamentos separados. Ahora están juntos en el espacioso apartamento de los recién casados. Y Lulu incluso ha tenido una camada de seis cachorros.

El éxito como programador le ha dado a Mawaheb una plataforma para establecerse fácilmente en Serbia y la oportunidad de retribuir en una nueva tierra.