Así es cómo las empresas pueden ayudar a las personas refugiadas
Para el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, el sector privado es un agente de cambio.
Jim Estill, en el centro junto a empleados sirios en la sede de su empresa.
© ACNUR/Annie Sakkab
Mientras los encabezados mundiales sobre las personas refugiadas están dominados por los puntos de vista alarmistas, hay una silenciosa revolución en desarrollo, la cual ha sido provocada por pragmáticos emprendedores que han visto una oportunidad donde los demás ven una amenaza. Ellos comprenden que las personas refugiadas pueden llevar una vida productiva en el exilio con el entorno adecuado, y el apoyo requerido para las comunidades en las que se asientan. El sector privado resulta vital en este esfuerzo, y es fundamental para los objetivos del Pacto Mundial sobre Refugiados, para el cual estoy pidiendo el apoyo de la Asamblea General de la ONU.
En 2017, la cifra de refugiados creció en un 10 por ciento, alcanzando los 25,4 millones de personas. Este representa el mayor aumento anual que el ACNUR haya visto. Contrario a la creencia popular, el 85 por ciento de estas personas vive en regiones en desarrollo. Muchos de estos lugares son extremadamente pobres, mientras que los programas para apoyar a las poblaciones de refugiados que albergan carecen de fondos suficientes para satisfacer las necesidades inmediatas de los refugiados, y mucho menos sus aspiraciones de tener vidas productivas y significativas.
Está claro que necesitamos un enfoque nuevo y más sostenible, que no dependa de los vaivenes de la política, las contribuciones de un grupo de países donantes o la ilusión de que los conflictos que obligan a los refugiados a abandonar sus hogares terminarán rápidamente.
El pacto mundial ofrece un modelo para un camino a seguir. Entre sus objetivos están aliviar la presión sobre las comunidades y países de acogida y ayudar a los refugiados a ser más autosuficientes. Prevé una nueva alianza entre la sociedad, en la que se incorporen innovadores, expertos y colaboradores de todos los sectores de la comunidad.
El sector privado tiene un papel crucial, ya sea a través de inversiones y empleos en las zonas de acogida de refugiados, involucrando a los refugiados en sus cadenas de valores o ayudando a las agencias humanitarias a innovar para brindar mejor asistencia.
La tecnología móvil es uno de los sectores donde una serie de empresas han comprendido la fuerte oportunidad de negocio que representa involucrarse.
La conectividad móvil es tan fundamental para la vida de los refugiados como para la suya y la mía. Desde Lesbos hasta Cox's Bazar, en los últimos años me ha sorprendido ver a los refugiados que suben a la colina más cercana y sostienen sus teléfonos móviles para recibir una señal o que buscan la conexión WiFi más cercana. Las estaciones de carga celular son tan comunes como los puntos de distribución de ayuda en los campamentos de refugiados.
Existe una necesidad cada vez mayor de que los refugiados estén conectados, ya sea para mantenerse en contacto con sus seres queridos, estudiar o administrar un negocio. Pero los lugares donde viven los refugiados se encuentran a menudo en áreas subdesarrolladas que carecen de infraestructura básica. Mientras tanto, los refugiados a menudo tienen dificultades para costear los teléfonos y los servicios móviles o carecen de los documentos de identificación necesarios para obtener las tarjetas SIM.
Para las compañías de telecomunicaciones que desean innovar y colaborar con los gobiernos y las agencias de ayuda, los refugiados representan una oportunidad importante. En los últimos dos años, los operadores de redes móviles han comenzado a trabajar con el ACNUR, los reguladores nacionales y los actores de desarrollo para llevar la conectividad a algunos de los asentamientos de refugiados más remotos del mundo.
Las estaciones de carga celular son tan comunes como los puntos de distribución de ayuda en los campamentos de refugiados.
Para aquellos refugiados que se conectan, los beneficios pueden ser transformadores: abrir una gran cantidad de oportunidades de educación y capacitación que son cruciales para restaurar el futuro de un refugiado. Aquí, también el sector privado nos está ayudando a aprovechar los rápidos avances en tecnología.
ACNUR se ha asociado con un consorcio de universidades comprometidas con la apertura de sus programas a los refugiados mediante la combinación de la educación digital con la presencial. Hasta el momento, más de 7.000 refugiados en África, Asia y Medio Oriente han tenido la oportunidad de obtener diplomas de universidades en los Estados Unidos, Canadá, Suiza, Kenia y Australia.
Las empresas con visión de futuro han trabajado con nosotros para superar las barreras y obtener nuevos clientes. Todavía hay desafíos, y necesitamos más colaboración para enfrentarlos, ya sea mitigar los riesgos para las empresas que desean invertir o abogar por políticas que permitan apoyar a las empresas y a los refugiados.
Queremos que estos esfuerzos se amplíen y se repliquen en todo el mundo y en diferentes sectores, desde servicios financieros hasta energía renovable y educación. El acceso a estos bienes y servicios allanará el camino hacia la inclusión de los refugiados en las economías locales.
Hay beneficios comerciales para aquellos dispuestos a entrar en este nuevo mercado. Sin embargo, será necesario que las compañías audaces intensifiquen y nos ayuden a impulsar este cambio de mentalidad, y pasar de ver a los refugiados como beneficiarios de la ayuda a verlos como potenciales clientes y contribuyentes.
El artículo fue publicado originalmente en The Financial Times