Defensora de derechos lucha por los pueblos apátridas de Tailandia
Tuenjai Deetes ha sido nominada como finalista de la región de Asia para el Premio Nansen para los Refugiados.
Natee creció sin nacionalidad alguna, al igual que miles de niños de las tribus de las montañas en el norte de Tailandia. La apatridia puede agravar las malas condiciones de vida, impedir el acceso a los servicios de salud y la educación, lo que lleva a la discriminación y, a menudo, a toda una vida de incertidumbre.
La vida de Natee se transformó con la ayuda de Tuenjai Deetes, quien llegó a su pueblo como voluntaria en 1973 para enseñar el idioma tailandés.
“Tuenjai ha ayudado a todos en mi aldea y otras comunidades de tribus de las montañas”, dice Natee. “Nos ayudó a adquirir la nacionalidad tailandesa, a tener derechos básicos que todas las otras personas tienen”.
Tuenjai ha sido nominada como la finalista regional de Asia para el Premio Nansen para los Refugiados del ACNUR de 2018. El premio anual celebra a aquellas personas que han hecho esfuerzos extraordinarios para apoyar a las personas refugiadas, solicitantes de asilo, apátridas y desplazadas internas.
Fue nombrado en honor al explorador y humanitario noruego Fridtjof Nansen, el primer Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados nombrado por la Liga de las Naciones en 1921.
“Soñaba con una sociedad inclusiva donde se abrazara la diversidad”.
Tuenjai tenía 20 años cuando comenzó a trabajar con las tribus montañesas pobres en la provincia de Chiang Rai. Durante las siguientes cuatro décadas, llegó a comprender las graves dificultades que enfrentaban debido a la falta de nacionalidad, y trabajó para solucionarlas.
“Cuando comencé a trabajar, hace unos 40 años, no había mucha gente en Tailandia que entendiera el problema y le diera importancia a la resolución exitosa de la apatridia”, dijo Tuenjai, ahora de 66 años, al ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.
“Soñaba con una sociedad inclusiva donde se abrazara la diversidad, y todas las personas pudieran ejercer plenamente sus derechos y desarrollar su potencial”.
Fue cofundadora de Hill Area Development Foundation (HADF), que trabaja para desarrollar comunidades autosuficientes, promover la educación, las prácticas agrícolas sostenibles y el liderazgo.
Desde entonces, ha recibido numerosos premios y galardones. Fue elegida como senadora de la provincia de Chiang Rai en 2000 y luego nombrada como miembro de la Asamblea Legislativa Nacional en 2006.
“Tenía educación, atención médica y me sentía segura cuando viajaba”.
Como legisladora, trabajó para implementar dos leyes vitales sobre nacionalidad y registro civil. Esto allanó el camino para que cientos de miles de apátridas en Tailandia solicitaran la nacionalidad.
Al menos a 10 millones de personas en todo el mundo se les niega una nacionalidad. Como resultado, a menudo no se les permite asistir a la escuela, visitar a un médico, conseguir un trabajo o incluso casarse. Sin embargo, a lo largo de los años, la apatridia en Tailandia ha disminuido considerablemente y, desde 2008, más de 90.000 personas han adquirido la nacionalidad. Gracias a Tuenjai, Natee es una de ellas.
“Si no tenemos nacionalidad tailandesa, no tenemos derechos, somos invisibles”, dice Natee, que ahora tiene 42 años. “Después de adquirir la nacionalidad, tenía los derechos como otros, me sentía segura, ya no estaba perjudicada. Ahora tengo calidad de vida, recibí educación, atención médica y ahora me siento segura cuando viajo”.
Tuenjai se convirtió en comisionado nacional de derechos humanos en 2015 y continúa abogando por las personas apátridas, trabajando para mejorar las condiciones de las comunidades de las tribus de las montañas.