La discapacidad no es un obstáculo para un levantador de pesas sirio refugiado
Nació sin piernas, pero el refugiado sirio Belind enseña halterofilia y break dance a los jóvenes en un campo de refugiados en Irak.
DUHOK, Irak, 1 de junio de 2016 (ACNUR) ‐ En una calurosa y asoleada tarde en el campamento de refugiados de Gawilan en el Kurdistán iraquí, seis muchachos practican giros de cabezas y complicados movimientos de piernas al compás de una estridente música de break dance.
Los chicos practican bajo la mirada atenta de su profesor, Abdullah Mohammed Amin Tamo. Mejor conocido como "Belind", el veinteañero comenzó a ofrecer clases de baile dentro del campamento sirio después que él y su familia escaparan de los enfrentamientos armados en su tierra natal de Qamishli, en septiembre de 2013.
Es notable pues Belind, que significa "lugar alto" en árabe, nació sin piernas. Resuelto a que su discapacidad no fuera un obstáculo, comenzó con las clases a fin de darles a los jóvenes algo que hacer, y para inspirar a todos quienes lo rodean.
"No soy una persona a la que le gusta quedarse sentado sin hacer nada. Me veo como alguien que tiene talentos que ninguna persona común y corriente tiene", dice Belind, con una sonrisa de triunfo. "Existe una expresión que dice "Dios te quita algo y te regala algo en su lugar". Él me quitó mis piernas, pero me dio inteligencia".
Antes que dejara Siria, Belind era un excelente alumno, con muy buenas notas que soñaba con ser doctor. Ahora se ha visto obligado a abandonar sus estudios porque no puede movilizarse para ir a clases en forma regular en el campamento. Él depende de sus familiares para que lo lleven en su silla de ruedas, y dice que para volver a ir al colegio necesita una silla de ruedas con motor que su familia no puede costear.
A pesar de la adversidad, Belind está decidido a demostrar que es capaz de llevar una vida normal. En Siria, fue campeón de levantamiento de pesas. Hoy día conduce sesiones diarias de este deporte para los jóvenes en el campamento. Para entretenerse, dedica su tiempo libre a jugar pin pon y fútbol con sus hermanos y una gran cantidad de amigos.
"No quiero que la gente diga que una persona sin una mano o una pierna no puede hacer deportes", dice Belind. "Yo hago más deporte que las personas comunes y corrientes. ¡Mi familia dice que no puede seguir mi ritmo!"
Después de más de dos años en el campamento, Belind no ha dejado atrás su sueño, el de trasladarse a los Estados Unidos, donde espera recibir rehabilitación y piernas prostéticas que le permitan caminar. También espera que algún día pueda regresar a sus estudios y poder terminar su educación.
Belind se asegura de reunirse con los otros refugiados en el campamento que alberga a 7.500 personas, motivándolas a permanecer fuertes. "Esta es una situación difícil. Queremos salir de aquí porque no podemos vivir como lo estamos haciendo. Esto es lo que la vida nos ha dado, y necesitamos encontrar una forma de afrontarlo. No deberíamos perder el tiempo quejándonos; necesitamos encontrar soluciones. Como personas jóvenes, somos la fortaleza del campamento".
Sus jóvenes alumnos de break dance no pueden estar más de acuerdo con él. "Belind es como un hermano para mí", dice Yousif Abbas de 15 años. "He aprendido muchas cosas de él, por ejemplo, cómo ser un buen amigo y respetar a los demás. Belind tiene una excelente disposición y eso también lo estoy aprendiendo de él".
Por Cathy Robinson
Gracias a la Voluntaria En Línea María Soledad Conroy por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.