ACNUR entrega Premio Nansen 2015 a una profesora afgana refugiada

Aqeela Asifi, una profesora afgana que ha dedicado su vida a la eduación de las niñas refugiadas, recibió de manos de António Guterres el Premio Nansen para los Refugiados 2015.

Aqeela Asifi ha dedicado más de 20 años en el exilio a dar educación a las niñas refugiadas en Paquistán.  © ACNUR/M.Henley

https://youtu.be/f7evZh_DU4g Premio Nansen del ACNUR 2015

GINEBRA, 5 de octubre de 2015 (ACNUR) – El valeroso trabajo de una profesora afgana refugiada se convirtió en el centro de atención el lunes en la noche cuando Aqeela Asifi recibió de manos de António Guterres, Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, el Premio Nansen para los Refugiados 2015.

En una extraordinaria historia de valor y determinación, contra todo pronóstico, Aqeela Asifi asumió la misión en más de 20 años de exilio de brindar educación a las niñas refugiadas en una remota comunidad en Paquistán.

Asifi ha sido reconocida por su valiente e incansable dedicación a la educación para las niñas refugiadas afganas en la aldea de refugiados de Kot Chandana en Mianwali, Paquistán, al mismo tiempo que ella debía enfrentar los desafíos que plantea una vida en el exilio. A pesar de los escasos recursos y los importantes desafíos culturales, Asifi ha guiado a mil niñas refugiadas a través de la educación primaria.

Al recibir el premio, Asifi habló sobre su misión de vida: "Cuando recién comencé mi escuela no era muy optimista. El éxito ha superado mis expectativas. Dejemos que la paloma de la paz sea nuestra mensajera, abandonemos la cultura de la guerra y las armas y promovamos la cultura de la pluma y la educación. Esta es la única manera, mis queridos hermanos y hermanas, en que podemos traer paz y prosperidad a nuestro país".

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, António Guterres, rindió tributo a sus esfuerzos: "El rol que un profesor juega en la vida de un niño puede ser transformador. En el caso de Aqeela Asifi ha sido muy profundo. Ella le ha dado a cientos de jóvenes niñas la oportunidad de soñar con un futuro mejor".

Asifi huyó de Kabul con su familia en 1992, encontrado seguridad en la remota aldea de refugiados de Kot Chandana. Asifi quedó consternada por la falta de educación para las niñas. Antes de su llegada, las estrictas tradiciones culturales mantenían a la mayoría de las niñas en casa. Pero ella estaba decidida a dar a esas niñas la oportunidad de aprender.

Lenta, pero firmemente, convenció a la comunidad y comenzó a enseñar a tan solo unas pocas alumnas en una improvisada escuela preparada en tienda de campaña. Ella copiaba a mano las hojas de trabajo para las estudiantes. Hoy la escuela en una tienda de campaña es un recuerdo lejano y más de mil niños asisten regularmente a escuelas construidas en la aldea gracias a su ejemplo pionero.

Afganistán es una de las crisis de refugiados más grandes y de mayor duración en el mundo. Más de 2,6 millones de afganos viven en el exilio y más de la mitad de ellos son niños. El acceso a la educación es vital para una repatriación, reasentamiento o integración local satisfactoria para los refugiados. Sin embargo, se calcula que a nivel mundial solo uno de cada dos niños refugiados tiene la posibilidad de ir a la escuela primaria y solo uno de cada cuatro asiste a la escuela secundaria. Y en el caso de los refugiados afganos en Paquistán estos índices son aún más bajos, con aproximadamente el 80 por ciento de los niños que no asisten a la escuela.

Por 61 años, el Premio Nansen para los Refugiados ha reconocido a aquellos que han demostrado una dedicación sobresaliente a la causa de los refugiados. Entre los galardonados se cuentan, no solo a Eleanor Roosevelt, Graça Machel y Luciano Pavarotti, sino también un destacado número de héroes silenciosos, como Aqeela Asifi, que se han dedicado a luchar contra las injusticias que sufren las personas que deben desplazarse a la fuerza.

Como firme defensor de la educación de los niños refugiados, Ger Duany, Embajador Regional de Buena Voluntad del ACNUR, habló de su experiencia sobre la importancia de la educación en la vida de un niño refugiado.

"La humanidad se está uniendo para finalmente reconocer que asistir a los refugiados no es una opción. Es una responsabilidad colectiva. El heroísmo de Aqeela Asifi refleja el mismo sentido de responsabilidad", señaló Duany.

"El día de mi graduación me di cuenta de que había mucho más en mi de lo que yo nunca había visto. En ese momento comencé a tener esperanzas para el futuro. Este es el regalo que Aqeela Asifi le ha dado a sus alumnas", añadió.

La Ceremonia de Premiación, realizada en Ginebra en el Bâtiment des Forces Motrices, contó con las actuaciones de Angelique Kidjo, Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF y dos veces ganadora de un Grammy, y Barbara Hendricks, Embajadora de Buena Voluntad Honoraria del ACNUR.

Hendricks alabó a la ganadora del Premio Nansen y señaló: "Usted nos ha inspirado a todos . . . Sus niñas le mostrarán al mundo que lo que usted está haciendo es precisamente lo correcto".

Reflexionando acerca de la resiliencia de los jóvenes refugiado, Hendricks señaló: "Este año estoy especialmente orgullosa de estar aquí porque sé desde la experiencia personal que la educación es una llave importante para abrir las puertas a una vida mejor para todos los niños, y especialmente para los refugiados y las niñas".

Kidjo reconoció la importancia de la educación de los niños refugiados: "Todos moldeamos nuestros conocimientos y experiencias de acuerdo con nuestras fortalezas e intereses". El artista visual suizo Cedric Cassimo ilustró la historia de Asifi en una serie de imágenes dibujadas con arena. El Premio Nansen para los Refugiados recibe su nombre de Fridtjof Nansen, famoso explorador polar noruego, humanitario, ganador del Premio Nobel de la Paz, quien fue el primer Alto Comisionado para los Refugiados de la Sociedad de las Naciones. Nansen fue un incansable y valioso defensor de los refugiados, cuando aún el ACNUR no existía.