Un preescolar se convierte en la primera cooperativa de refugiados de Marruecos
Después de que Marruecos permitiera a los refugiados iniciar cooperativas, un grupo de amigos yemeníes abrió una guardería para niños refugiados y locales.
Abdullah (atrás) supervisa el tiempo de juego en el área de guardería de la escuela en Kenitra, en el norte de Marruecos.
© ACNUR / Jawhar Kodadi
Un colorido edificio de tres pisos en Kenitra, a 40 kilómetros al norte de la capital de Marruecos, Rabat, se destaca entre sus vecinos de tonos pastel.
Es el hogar de la primera cooperativa de refugiados del país, un jardín de infantes llamado "Hope", dirigido por un grupo de refugiados que huyo de la guerra en Yemen.
En el interior, los niños marroquíes y yemeníes juegan en salas decoradas con personajes de dibujos animados y letreros en forma de hoja que muestran los meses del año en árabe y francés. En el momento de la recogida, las familias refugiadas y locales conversan con el personal yemení y marroquí del jardín de infantes.
"Mis padres decidieron inscribir a mi hermanita en esta guardería, ya que la cooperativa yemení enseña a los alumnos el árabe clásico desde muy temprana edad", dijo una niña marroquí de 16 años que se encontraba allí para recoger a su hermana. "En las guarderías marroquíes, tienden a hablar dariya, nuestro dialecto local".
Marruecos alberga a unos 7.000 refugiados y solicitantes de asilo de más de 50 países. Más de 3.000 son sirios, el grupo más grande, seguidos por unos 530 yemeníes que han buscado protección, huyendo de la mayor crisis humanitaria del mundo.
El reino sigue siendo un país de tránsito para muchos, pero en los últimos años se ha convertido en un destino para los refugiados del África subsahariana y Medio Oriente.
Reconociendo esta tendencia, el gobierno, bajo las instrucciones del Rey Mohammed, adoptó una nueva política de inmigración y asilo en septiembre de 2013. Esto ofreció nuevas protecciones para los refugiados en Marruecos, proporcionando acceso a la educación pública, los servicios de salud y el mercado de trabajo.
"Pensé '¿por qué no comenzar un proyecto que nos ayudaría a todos a satisfacer nuestras necesidades de ocupación?'".
En 2016, el país introdujo nuevos cambios que permiten a los refugiados establecer sus propias cooperativas, lo que, de acuerdo con un socio local del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, beneficia a los refugiados que buscan medios de vida sostenibles.
"Las cooperativas son beneficiosas para los refugiados", dijo Oualid Chourak, administrador de programa de la Asociación Marroquí para Apoyar la Promoción de Pequeñas Empresas (Amappe). "La nueva ley establece la exención de impuestos, que es una ventaja competitiva sobre otros tipos de empresas. También permite el acceso a esquemas de microcrédito”.
El jefe de la cooperativa de la guardería Hope es Abdullah, de 45 años, originario de Amran, al noroeste de la capital yemení, Saná. Llegó a Marruecos a principios de 2016 para estudiar un doctorado en economía y, posteriormente, se inscribió como refugiado cuando quedó claro que no podría regresar sano y salvo a su tierra natal en un futuro cercano.
Al darse cuenta de que necesitaba un medio para mantenerse a sí mismo, Abdullah se acercó a algunos de sus amigos yemeníes en Kenitra con la idea de establecer una cooperativa que hiciera uso de sus antecedentes académicos.
"Pensé '¿por qué no iniciar un proyecto que nos ayudaría a todos a satisfacer nuestras necesidades de una profesión y vinculado con nuestra especialidad en educación?'", dijo. Después de cumplir con los requisitos administrativos con la ayuda de Amappe en abril de 2017, la guardería Hope abrió sus puertas.
Un total de 25 niños marroquíes y yemeníes asisten a la guardería y, además de los ocho socios yemeníes, emplea a siete empleados locales como maestros, asistentes de guardería, personal administrativo y un conserje.
"Estamos llenos de esperanza y optimismo".
"Nuestra escuela sigue el sistema educativo marroquí y promovemos los valores de honestidad, transparencia, amabilidad y respeto por nuestros empleados", dijo Abdullah.
Él y sus socios tienen planes de expandir la cooperativa para incluir una escuela primaria y secundaria. "Estamos esperando la autorización del ministerio de educación", dijo. "También necesitamos más fondos para herramientas educativas como computadoras".
Otras dos cooperativas de refugiados están en proceso de establecerse, como parte de un proyecto conjunto del ACNUR, Amappe y la Oficina Nacional de Cooperación para el Desarrollo, dependiente del Ministerio de Artes, destinado a ayudar a los refugiados en Marruecos a ser autosuficientes, con el financiamiento de Suiza y Mónaco.
En la primera, 10 refugiadas yemeníes abrirán un restaurante especializado en cocina tradicional yemení, catering y eventos. Otro, dirigido por ocho refugiados yemeníes, se centrará en el procesamiento de carne de aves de corral.
Abdullah dice que hay momentos en que la nostalgia del hogar amenaza con abrumarlo. "Me gustaría regresar tan pronto como Yemen se vuelva estable y en paz nuevamente".
Hasta entonces, la cooperativa ofrece la seguridad de que su tiempo en el exilio será bien empleado. "Estamos llenos de esperanza y optimismo", dijo.