De refugiado sirio en Beirut a la alfombra roja de Cannes
La niñez de Zain Al Rafeaa como refugiado en Beirut ha inspirado su papel protagonista en una galardonada película, transportándolo al glamour del festival de cine.
El actor infantil sirio Zain Al Raffeaa, de 13 años, posa para un retrato en Beirut, Líbano.
© ACNUR / Dalal Mawad, Houssam Hariri
Sonriendo tímidamente a una cámara de televisión antes de subir al escenario, el refugiado sirio Zain Al Rafeaa, de 13 años, recibe los aplausos de estrellas de cine, directores y otros famosos de la industria cinematográfica en el concurrido Festival de Cine de Cannes.
“Me sentí paralizado, totalmente paralizado”, dijo Zain, recordando esa noche surrealista de mayo cuando la película “Capharnaum”, en la que interpreta el papel principal, ganó el prestigioso Premio del Jurado de Cannes. “Nunca había sido testigo de una ovación de pie. Esa fue la mejor parte”.
Todo se encontraba muy lejos de las complicaciones de su vida cotidian como refugiado sirio en la capital del Líbano, Beirut, en cuyas calles fue descubierto este adolescente carismático e ingenioso para protagonizar la película de la directora de cine libanesa Nadine Labaki.
Zain tenía solo siete años cuando huyó con su familia en 2012 de Daraa, en el sur de Siria, en busca de un lugar seguro en el Líbano. Cuando acababa de terminar el primer grado en la escuela, la seguridad empeoró en su ciudad natal. “Nuestras vidas estaban en peligro. Su madre y yo tuvimos que sacrificar lo que pensamos que sería solo un año de escolaridad por el bien de su seguridad”, dijo su padre, Ali Mohammed Al Rafeaa.
“Cuando vi a Zain, fue muy obvio para mí que él sería nuestro héroe”.
El personaje principal de la película, que lleva su mismo nombre, es un niño indocumentado que vive en uno de los barrios más pobres de Beirut y que debe trabajar para mantener a su familia, en lugar de ir a la escuela. Sin educación formal para desempeñar su papel, Zain recurrió a su propia experiencia como niño refugiado que no puede asistir a la escuela y que vive en condiciones difíciles.
“Ha sido duro”, dijo el joven acerca de su infancia en el exilio. Durante los últimos seis años ha dormido en colchones desgastados con sus padres y sus tres hermanos en el suelo de un apartamento estrecho y expuesto a las corrientes de aire. “Me hubiera encantado ir a la escuela. Recuerdo el primer día que vinimos aquí y bajé a jugar. Me peleé con un niño”.
“Cuando vi a Zain, fue muy obvio para mí que iba a ser nuestro héroe”, dijo Labaki. “Hay algo muy triste en sus ojos. También sabe de lo que estamos hablando [en la película], y se nota en ellos”.
La directora libanesa sabía que tomaba un gran riesgo al contar con actores no profesionales, pero dice que eso fue lo que le dio el mayor poder a la película. “No hay actores profesionales en mi película. Todos ellos actúan sus propios papeles, sus propias vidas. Ellos representan sus vidas de una forma u otra, sus luchas, sus dificultades”.
Según Labaki, Zain improvisó y añadió sus propias palabras al guion en varias ocasiones durante la filmación. “Zain apenas puede escribir su propio nombre, pero fue capaz de llevar el peso de seis meses de grabación sobre sus pequeños hombros. Incluso agregó sus propias expresiones, sus palabras, sus actos. Todo brotaba naturalmente, haciendo la escena aún más fuerte”, dijo ella.
"Capharnaum", que tuvo su premier pública el jueves en Beirut, aborda muchas situaciones sociales que afectan a libaneses y refugiados por igual: el trabajo infantil, el matrimonio precoz, la apatridia y la pobreza. Actualmente, el Líbano acoge a cerca de 976.000 refugiados sirios registrados, más de la mitad de ellos niños, lo que lo convierte en el principal país de acogida en relación con su población de todo el mundo.
“Voy a extrañar a mis primos aquí, pero allá podré ir a la escuela y aprender a leer y escribir”.
Zain siente aún el impacto que ha dejado su actuación estelar, al haber sido seleccionada Capharnaum como el film que representará al Líbano en la categoría de Mejor Película en Lengua Extranjera en la selección de los Premios Oscar de la Academia de 2019, y con la perspectiva de una gira mundial de promoción a finales de este año.
Su familia también recibió una excelente noticia ya que, con la ayuda de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se aprobó su reasentamiento en Noruega.
A pesar de las dificultades que enfrentaron en el Líbano, salir de allí no fue fácil. La víspera de su partida, una calurosa noche de verano en Beirut, el pequeño apartamento en un vecindario pobre que los Rafeaas habían llamado hogar durante más de seis años, se llenó de familiares, amigos y vecinos que querían decir adiós.
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La hermana menor de Zain, Iman, recitó algunas de las palabras noruegas que había aprendido en las sesiones de orientación cultural a las quehabía asistido en Beirut junto a su familia antes de partir. Pero Zain tenía sentimientos encontradictorios. “Estoy feliz y triste. Voy a echar de menos a mis primos, pero allí podré ir a la escuela y aprender a leer y escribir”.
Zain y su familia se acostumbran ahora a su nueva vida en Noruega; duerme en una cama y ha comenzado a ir a la escuela como los otros niños de su edad. “Podemos ver el mar desde nuestra ventana. Disfruto sentado junto al mar, pero no puedo nadar, ¡el agua está helada!”, dijo.
La familia forma parte ahora del exiguo porcentaje -menor al uno por ciento- de familias refugiadas que recibe la oportunidad de comenzar una nueva vida en un tercer país. En una ocasión, Zain expresó su deseo de dedicarse por completo a la actuación algún día. Pero por ahora, está contento de haber cumplido su sueño de poder ir a la escuela.