Emergencia en Nigeria
"Todos los días oramos por la protección y la paz".
Bussam Abdulahi, refugiado nigeriano
En 2018, la crisis en Nigeria entró en su quinto año. Desde que los ataques extremadamente violentos de la secta islamista Boko Haram desbordaron del noreste de Nigeria a los países vecinos, en 2014, Camerún, Chad y Níger se vieron arrastrados en un devastador conflicto regional.
A la fecha, la región de la cuenca del lago Chad se ve afectada por una emergencia humanitaria compleja. Aproximadamente 2,4 millones de personas están desplazadas, incluyendo a 1,9 millones de desplazados internos (IDP) en el noreste de Nigeria, más de 471.000 desplazados internos en Camerún, Chad y Níger, y más de 228.000 refugiados.
La crisis ha sido exacerbada por el hambre y la desnutrición causadas por los conflictos, que han alcanzado niveles críticos en los cuatro países de la región. A pesar de los esfuerzos de los Gobiernos y de la ayuda humanitaria, alrededor de 4,5 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y tendrán que depender de la asistencia.
Los desafíos de protección para los desplazados se ven agravados por la inseguridad y la inestabilidad socioeconómica, con comunidades en la región del Sahel que enfrentan pobreza crónica, condiciones climáticas severas, epidemias recurrentes, infraestructura deficiente y acceso limitado a los servicios básicos.
Los militares nigerianos, junto con la Fuerza Multinacional Conjunta (MNJTF, en sus siglas en inglés), han expulsado a extremistas de muchas de las áreas que una vez controlaban, pero estos avances han sido opacadas por el aumento de los ataques de Boko Haram en los países vecinos. A pesar del retorno de los desplazados internos nigerianos y de las personas refugiadas en las zonas accesibles, la crisis continúa siendo aguda.
¿Qué está haciendo el ACNUR para ayudar?
El ACNUR ha ampliado su respuesta y está trabajando con las autoridades del noreste de Nigeria, así como con socios de las Naciones Unidas, para ayudar a los desplazados y las personas refugiadas que retornan a recuperar una vida normal. Este trabajo incluye esfuerzos para asegurar que sus derechos sean respetados, proveer apoyo legal y psicosocial a víctimas de abuso sexual y de violencia de género, y proveer refugio y artículos básicos para el hogar. También estamos abogando por el acceso a los servicios básicos, y garantizar la paz y seguridad, en caso de que los retornos sean sostenibles.
En los países vecinos, estamos trabajando con las autoridades para garantizar que las personas refugiadas no sean obligadas a regresar a Nigeria en contra de su voluntad y coordinar la asistencia humanitaria proporcionada por los organismos de las Naciones Unidas y las ONG socias a través de nuestro Plan Regional de Respuesta para los Refugiados.