Refugiados que viven en Argentina conocen al Papa Francisco
Cuatro refugiados de Siria, Colombia, Venezuela y Senegal participaron en una audiencia pública con el Papa.
CIUDAD DEL VATICANO - No todos los días una persona puede conocer al Papa. Pero cuatro refugiados que viven en Argentina – Okba, de Siria; Diana, de Colombia; Omar de Venezuela; y Ndathie de Senegal – tuvieron esta oportunidad el pasado Jueves 20 de Febrero cuando participaron en una audiencia pública con el Papa Francisco. Viajaron al Vaticano como parte de una delegación de refugiados, migrantes y representantes de diferentes comunidades de inmigrantes que residen en Argentina, acompañados por el Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural Claudio Avruj, el Director Nacional de Pluralismo e Interculturalidad, Julio Croci, y el Director Nacional de Migraciones, Horacio García, y oficiales de ACNUR y OIM, con la misión de promover el diálogo, el respeto y la diversidad.
“Fue un momento muy emocionante”, dice Ndathie. “El hecho de ver al Papa ya es muy importante. Y escucharlo hablar sobre el amor, sobre los migrantes y refugiados, sobre la vida humana, y tocar tantos temas sensibles… Fue un momento que uno no se puede olvidar nunca en la vida”.
Para Diana, saludar al Papa también fue una experiencia única. “Es una de las voces que a nivel global se ha levantado para defender el derecho humano a migrar y el derecho a la protección internacional”, explica.
El encuentro también fue una oportunidad para promover la participación de los refugiados y forjar conexiones entre los miembros de las diferentes comunidades de inmigrantes.
“Ser parte de esta delegación es muy importante, porque no solo estoy representándome a mí mismo – estoy representando a miles o millones de personas que necesitan estar presentes en un espacio y evento (como este) que tiene la atención del mundo entero”, dice Okba.
“Es una de las voces que a nivel global se ha levantado para defender el derecho humano a migrar y el derecho a la protección internacional”
“Estar en contacto cercano con tantas colectividades e intercambiar experiencias me parece que es lo más valioso”, cuenta Omar. “El poder conocernos, entender nuestras diferencias y converger siempre en los puntos que nos hagan sumar” es lo más importante, agrega.
Renata Dubini, Directora de ACNUR para las Américas, participó junto al grupo de refugiados en la audiencia pública con el Papa, quien ha expresado su preocupación por la situación de las personas refugiadas y migrantes alrededor del mundo y ha llamado a expresar solidaridad con estas poblaciones vulnerables en varias ocasiones. “Acompañé a la delegación argentina que trajo a diferentes representantes de (las colectividades) que encontraron en Argentina un nuevo hogar en las últimas décadas. Estoy segura de que esta tradición de dar la bienvenida a los (migrantes) se extiende a los refugiados que recién llegaron, como los que nos acompañaron durante la visita, que pueden encontrar tanto en Argentina como en el resto de América Latina oportunidades de integración, recuperar su dignidad y contribuir al desarrollo de sus comunidades”, dijo.
Para Okba, Diana, Omar y Ndathie, esta no fue solamente la primera vez que conocieron al Papa y que visitaron Roma, sino también una oportunidad de compartir sus experiencias de integración en Argentina.
“Mi experiencia de integración al principio no fue fácil por el tema del idioma. Pero después de un rato, cuando aprendí el idioma tenía mucha facilidad de comunicarme con la gente, hice amistades”, cuenta Okba. “Especialmente cuando empecé el trabajo, eso me ayudó mucho con la integración. Porque no estoy en Argentina por un tiempo, estoy en Argentina para tener una vida”.
Diana trabaja como docente y llegó a Argentina hace 10 años. “Viajé por tierra durante tres meses desde Colombia. Salí en el contexto de la violencia socio-política”, dice. En Buenos Aires la esperaba su hermana, junto a su marido e hija argentinos, que la estaba esperando. “Encontré el afecto y la solidaridad en ese momento tan difícil”, dice Diana.
“Al principio no entendía nada de cómo funcionaba el país. Nunca había estado tanto tiempo fuera de casa”, cuenta Omar, que llegó a Argentina en 2016. Después de asentarse, fundó Latin Vox Machine, una orquesta que reúne a músicos de Venezuela y otros países de América Latina. Se presentaron en algunos de los teatros más grandes de Buenos Aires y también funciona como un espacio de integración.
Ndathie llegó a Argentina desde Senegal en 2007, cuando tenía 22 años, buscando empezar una nueva vida. Solicitó asilo cuando llegó al país, y después de trabajar vendiendo cosas en la calle y de estudiar para mejorar su español, consiguió un trabajo y se convirtió en ciudadano argentino. Hoy trabaja como administrador en la Comisión Nacional de Refugiados de Argentina, y estudia derecho en la Universidad. “Quiero mejorar en mi trabajo y poder asistir a los que lo necesitan”, dice.
Durante los tres días de visita a Roma, la delegación recorrió lugares históricos, se reunió con un senador de origen argentino y conoció un centro de recepción de personas refugiadas.
Unas 137.000 personas de interés del ACNUR viven en Argentina, donde la Agencia de la ONU para los Refugiados apoya a esta población trabajando para mejorar la protección y generar soluciones durables desde 1965.