El convoy de asistencia ofrece un breve respiro para los sirios en la frontera con Jordania
La operación conjunta de la Media Luna Roja Siria y la ONU lleva ayuda a 50.000 sirios atrapados en condiciones extremas, mientras ACNUR solicita acceso completo hasta que se encuentre una solución duradera.
ASENTAMIENTO INFORMAL DE RUKBAN, Frontera entre Jordania y Siria - Después de haber pasado los últimos tres años tratando de cuidar a su esposa y sus cuatro hijos en un albergue de adobe en medio de una vasta tierra baldía en la frontera sirio-jordana, Abu Ahmad está perdiendo la esperanza.
El antiguo guía turístico de Palmyra se encuentra entre los aproximadamente 50.000 hombres, mujeres y niños sirios que se encuentran atrapados en el asentamiento informal del desierto conocido como Rukban desde 2015, después de haber huido de los combates en otras partes de su tierra devastada por la guerra.
Incapaces de cruzar hacia el vecino Jordán y demasiado temerosos de regresar a sus hogares, su única opción ha sido quedarse donde están. Desprovistos de cualquier infraestructura y a varias horas en automóvil desde la ciudad más cercana o la calle pavimentada, solo encontrar suficiente agua, comida y albergue para sobrevivir es una lucha diaria.
“Cada día que pasa nos estamos hundiendo bajo el peso de nuestra pobreza, incapaces de satisfacer nuestras necesidades más básicas como seres humanos”, dijo Abu Ahmed. “Por favor, sálvennos y ayúdennos a recuperar nuestras vidas”.
Con el acceso humanitario severamente restringido debido a preocupaciones de seguridad y otros problemas, y sin electricidad, instalaciones de salud o educación formal en el asentamiento, las personas que viven allí se sienten abandonadas a su suerte.
Las condiciones de vida son precarias, ya que la ubicación remota del sitio y el reciente endurecimiento de las rutas de tráfico desde el interior de Siria causan una grave escasez de productos básicos, incluidos los alimentos. Un aumento reportado en incidentes violentos se ha sumado a las preocupaciones de protección que enfrentan aquellos que viven allí.
“Aquí las personas se sienten atrapadas”.
El domingo, un convoy interinstitucional de la ONU y de la Media Luna Roja Árabe Siria entregó alimentos, suministros de salud y saneamiento y otros artículos de emergencia, entre ellos 10.000 lonas plásticas para proteger a las personas contra el próximo clima invernal. Fue la primera entrega de ayuda de este tipo desde el interior de Siria desde que se estableció el asentamiento.
Anteriormente, a la ONU solo se le había permitido entregar ayuda esporádicamente desde el lado jordano de la frontera, con la última distribución de este tipo completada en enero.
Las agencias de las Naciones Unidas también han construido un centro de atención primaria de salud justo en la frontera con Jordania, cerca de Rukban, pero el acceso sigue siendo un problema y la clínica no puede proporcionar servicios médicos avanzados a los muchos residentes que padecen enfermedades crónicas y otras afecciones graves.
Después de reunirse con líderes comunitarios y grupos juveniles, el Representante Adjunto de ACNUR en Siria, Ajmal Khybari, dijo que se debe encontrar una solución duradera para la difícil situación de las personas en Rukban.
“Decir que la situación aquí es desesperada es subestimarla”, dijo Khybari. “Aquí las personas se sienten atrapadas y rezan para que la humanidad prevalezca”.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está pidiendo a la comunidad internacional y a las partes en el conflicto que encuentren un acuerdo para poner fin al sufrimiento de los civiles vulnerables atrapados allí. A todos los desplazados se les debe permitir regresar voluntariamente a sus hogares o a un lugar de su elección con seguridad y dignidad. Mientras estas soluciones sigan siendo esquivas, ACNUR subraya que la provisión de ayuda no puede ser un evento único y que se debe garantizar el acceso sin restricciones.
“No merecen esta vida”.
Las mujeres y los niños constituyen la mayoría de las personas que viven en Rukban, muchas de las cuales son particularmente vulnerables. Sin educación formal en el campamento y con acceso limitado a las clases de alfabetización básica, los padres describieron su frustración al ver que el futuro de sus hijos se desperdiciaba en el desierto.
A muchos sirios desplazados que luchan por sobrevivir en este sitio improvisado les preocupa que no hayan podido documentar los principales eventos que tuvieron lugar en sus vidas en los últimos años, incluidos los matrimonios, los divorcios y el nacimiento de sus hijos. Esto aumenta el riesgo de apatridia de los niños ya vulnerables en Rukban.
La joven madre, Um Majid, se estaba preparando para ir a la universidad cuando los grupos armados tomaron el control de su ciudad en 2015, obligándola a huir a Rukban con otros miembros de su familia. Ahora casada y con dos hijos pequeños, ella teme que crezcan sin una educación a menos que su situación cambie.
“Lo único que quiero es que mis hijos vayan a la escuela y tengan el brillante futuro que merecen”, dijo. “No merecen esta vida”.