Mujeres denuncian temores de abuso sexual en centros de acogida griegos
ACNUR está particularmente preocupado por la situación en los centros sobrepoblados en las islas de Lesbos y Samos.
GINEBRA – Los informes sobre acoso y violencia sexual en algunos centros de recepción sobrepoblados en Grecia han causado gran preocupación, e incluso, una mujer dijo que no ha tomado una ducha en dos meses por temor a ser atacada, dijo hoy el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.
La Agencia dijo que más de 600 personas solicitantes de asilo en las islas griegas reportaron violencia sexual y de género en 2017, de las cuales un cuarto experimentó abuso después de llegar a Grecia, a pesar de los intentos del Gobierno por combatir la sobrepoblación y las pobres condiciones de vida.
Cécile Pouily, portavoz del ACNUR, dijo en una conferencia de prensa en el Palacio de Naciones de Ginebra, que la situación era particularmente preocupante en los centros de recepción de Moria en la isla de Lesbos y Vathy, en Samos, donde miles de personas refugiadas viven en albergues inadecuados con malas condiciones de seguridad.
"Incluso bañarse durante el día puede ser peligroso."
Unas 5.500 personas viven en estos centros, el doble de su capacidad prevista.
"En estos dos centros, los baños y las letrinas estas en zonas de no acceso para las mujeres y los niños, después del anochecer", dijo Pouily. "Incluso bañarse durante el día puede ser peligroso. En Moria, una mujer le dijo a nuestros equipos que hace dos meses no tomaba una ducha por temor".
Los sobrevivientes se mostraron reacios a denunciar los ataques por miedo, vergüenza, impotencia, preocupaciones sobre discriminación, estigma y falta de confianza. Es probable que el número real de incidentes sea mucho más alto de lo que se informó, dijo.
Las transferencias a tierra firme se habían acelerado y la sobrepoblación había disminuido en las últimas semanas, pero las condiciones de hacinamiento persistieron, lo que obstaculizó los esfuerzos de prevención.
Por ejemplo, en Moria, 30 miembros del personal médico, psicólogos y trabajadores sociales del gobierno compartieron tres salas, donde realizaron exámenes y evaluaciones sin privacidad.
Las patrullas policiales fueron insuficientes, especialmente por la noche, y las áreas cercanas a los centros de recepción donde la gente vivía en tiendas de campaña no tenían presencia de seguridad, agregó Pouilly.