El refugiado sirio que busca una vida mejor como futbolista

A sus 16 años, la pasión de Odai por el futbol no tiene límites. Es refugiado sirio y sueña con convertirse en jugador de fútbol profesional.

Odai comenzó a jugar fútbol cuando tenía cinco años.
© ACNUR/Dalal Mawad

Bajo el abrasador sol de agosto, Odai Al Jburri salta al campo para dar espectáculo. Lleva la pelota de izquierda a derecha, bailando con los pies. "Algunas personas piensan que porque soy un refugiado, no puedo hacer gran cosa", dice en voz alta, " pero les demostraré que están equivocados".

A los 16 años, la pasión de Odai por el hermoso juego no conoce límites.

Odai comenzó a jugar al fútbol cuando solo tenía cinco años. Entrenaba en el club Karama de su ciudad natal (Homs) hasta que tenía once años y soñaba con convertirse en jugador de fútbol profesional. "El fútbol es mi primera familia", afirma. "Es todo lo que tengo, lo que quiero y por lo que lucho".

Pero el inicio del conflicto sirio lo cambió todo. Odai tuvo que huir a El Líbano con su familia en 2011, dejándolo todo atrás. "La gente era blanco de disparos y de arrestos", recuerda su madre, Amal.

"Temíamos por la vida de nuestros hijos". Esta familia de 7 personas se instaló en Hammanah, un pueblo montañoso al este de Beirut, donde alquilaron una pequeña choza.

Pero la vida en el Líbano ha sido toda una lucha, alejando a Odai de su sueño de convertirse en jugador de fútbol profesional. "Muchos me dicen que debería alentarlo y apoyarlo", explica su padre, Mustafa, "pero cómo lo ayudaría? No tengo medios, empleamos la ayuda que tenemos para pagar los alimentos y el alquiler".

"En el momento en que veo la pelota . . . me siento aliviado y feliz."

La familia vive con una ayuda mensual de 216 dólares que le da ACNUR. Odai ha tenido que abandonar la escuela para apoyar a su familia. Trabaja en turnos de 13 a 14 horas en una carnicería local y gana solo 200 dólares al mes.

A pesar de las dificultades, Odai tiene claro que no cejará en conseguir su sueño. Después de trabajar, se le puede ver entrenando en el campo o jugando en Hammanah, el equipo de fútbol local. "No importa lo cansado o estresado que esté, cuando veo la pelota y el campo, me siento aliviado y feliz", dice Odai.

Su entrenador libanés, Raymond Hadchiti, formado en Estados Unidos, dice que Odai tiene mucho potencial: "Es un jugador muy rápido, tiene buena visión del campo y habilidad en los pases rápidos".

Pero agrega que Odai no podrá pasar al siguiente nivel sin formación profesional adecuada en el extranjero.

Por Dalal Mawad y Mazen Hashem