Los Refugiados rohingya voluntarios reciben capacitación para ayudar a otros en peligro
A medida que se acerca la temporada de monzones, los voluntarios rohingya están siendo capacitados por ACNUR para convertirse en los primeros intervinientes en caso de emergencia.
ASENTAMIENTO DE REFUGIADOS DE KUTUPALONG, Bangladesh. Hanibi, de setenta años, dice que le resulta difícil comer o dormir. El recuerdo de dos miembros de su familia que recibieron disparos todavía la atormenta, además le preocupa la próxima temporada de monzones, cuando las casas de bambú del asentamiento de refugiados Kutupalong, donde viven ella y otras 600.000 personas, se vean afectadas por los elementos.
Formin, una consejera voluntaria, le aprieta la mano.
"No te preocupes tanto", le asegura a Hanibi. "Estás a salvo aquí y necesitas mantenerte fuerte. Tu nieta confía en ti. La gente está aquí para ayudarles”.
Formin es segura y madura, a pesar de tener solo 18 años. Ella es una de los cientos de voluntarios rohingya en asentamientos de todo Bangladesh que han recibido capacitación sobre problemas de salud mental, incluidos los primeros auxilios psicológicos básicos, gracias a ACNUR (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados), Medical Teams International y Food for the Hungry.
"Estás a salvo aquí y necesitas permanecer fuerte".
Los trabajadores comunitarios de salud, como Formin, visitan a los refugiados para evaluar las carencias y las necesidades. Recientemente participó en una capacitación de tres días organizada por el equipo de salud mental de ACNUR.
"Después del taller me di cuenta de que hay mucha gente aquí que necesita algún tipo de apoyo de salud mental", dice Formin. "La gente sigue teniendo recuerdos de la violencia que vivieron en Myanmar. Muchas perdieron a los hombres de la familia y tienen que arreglárselas solas y, además, están preocupadas por los monzones y su supervivencia diaria".
La falta de seguridad sobre lo que traerán los próximos meses es angustiante para muchos. Las fuertes lluvias sobre los asentamientos montañosos y abarrotados de los refugiados crean crecientes temores entre la población de refugiados por el riesgo de derrumbes, inundaciones y ciclones. ACNUR, junto a otras agencias y socios, está trabajando duramente para mitigar los peligros físicos en los asentamientos superpoblados, reubicando a las personas con mayor riesgo de deslizamientos de tierra e inundaciones en áreas más seguras, proporcionando albergues más resistentes y reforzando taludes, caminos, carreteras y puentes.
Sin embargo, también existe preocupación sobre el impacto psicológico que un desastre puede tener en una población ya vulnerable, muchos de los cuales experimentaron o presenciaron la violencia extrema en Myanmar.
"Estamos tratando de reducir su tensión".
ACNUR está trabajando en estrecha colaboración con las autoridades de Bangladesh para combatir esto al entrenar a los refugiados rohingya para que sean los primeros en responder a las emergencias.
"Todos temen a los desastres naturales que puedan suceder", dice Mohammed Mostafa Kamal, de 24 años, uno de los muchos miembros de la comunidad Rohingya que reciben capacitación por parte de ACNUR. "No sabemos si podremos salvarnos del desastre".
"Las personas están reaccionando de diferentes maneras", dice Ayub Khan, de 22 años, otro voluntario en formación. Él dice que huyó de la violencia en su pueblo en Myanmar, dejando atrás a dos hermanos que habían sido arrestados. "Las personas que han dejado atrás a miembros de la familia como yo no están en paz. No pueden olvidar eso. Además, la preocupación sobre el monzón está aumentando nuestra ansiedad ".
La capacitación que está ofreciendo ACNUR a los refugiados voluntarios se centra en aprender formas prácticas de disipar las preocupaciones de las personas, así como en la forma de identificar a las personas con problemas particulares que podrían necesitar ser derivados a diferentes expertos o servicios de salud.
"Mi objetivo es enseñarles cómo escuchar atentamente a las personas y ayudarlas a prepararse mejor para esta temporada de monzones", dice Mahmuda, entrenador y asociado de salud mental de ACNUR. "Estamos tratando de reducir la tensión, ya que tienen que estar listos para hacer frente a lo que venga, para que puedan sobrevivir correctamente".
ACNUR ha estado ampliando su programa de salud mental y apoyo psicosocial para la respuesta Rohingya desde finales de 2017.
"En entornos como el desplazamiento masivo, donde las estructuras comunitarias tradicionales y los sistemas de apoyo han fallado, es importante ver cómo podemos fortalecer la autoayuda dentro de las comunidades de refugiados", dice Mohamed Elshazly, funcionario de apoyo psicosocial y de salud mental de ACNUR. "Se trata de reunir a los refugiados en un entorno seguro y controlado, donde puedan compartir experiencias, buscar soluciones y apoyarse mutuamente".
De vuelta en el campamento de refugiados Kutupalong, una tormenta y un feroz trueno se calma cuando Formin termina de aconsejar a Hanibi. "Gracias a Formin, tengo algo de paz dentro de mí", dice la anciana aliviada. "Me siento bien hablando con ella. Compartimos las mismas experiencias, huyendo de nuestros pueblos. Me siento cerca de ella, no es como hablar con un extraño".
Voluntarios como Formin están orgullosos de poder ayudar a otros en la comunidad, a pesar de sus preocupaciones personales. Formin indica que su capacitación le ha dado las herramientas para poder relacionarse mejor y escuchar a las familias que conoce, identificando sus problemas y dándoles orientación.
"Sé cómo puedo consolarles, darles consejos y hacer que se sientan un poco más esperanzados sobre su futuro", dice Formin.
Gracias al Voluntario en Línea Eduardo Corral Pugnaire por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.