El informe forma parte de la investigación por blanqueo que desarrolla un juzgado de Andorra sobre seis miembros de la familia Pujol. Y concluye que la saga del dirigente que pilotó Cataluña 23 años no justificó en el país pirenaico la procedencia de su fortuna. O, lo que es lo mismo, que no acreditó la supuesta herencia que Jordi Pujol recibió de su padre, Florenci, un banquero fallecido en 1980 que hizo fortuna con el contrabando de divisas.
Los Pujol debieron ser calificados como “no aptos” en la BPA. Utilizaron un entramado de "ocultación". Y tejieron una estructura sobre una madeja de diez cuentas numeradas y fundaciones panameñas, según la auditoría.
El trabajo de PwC fue encargado por la Agencia de Resolución de Entidades Bancarias (AREB), el homólogo del FROB español que Andorra creó tras la intervención de la BPA, en 2015.
El texto desgrana las transacciones en este banco de la esposa del expresidente, Marta Ferrusola, y cuatro de sus siete hijos: Marta, Mireia, Pere y Josep. Estas son sus claves:
Ferrusola: entrada por la puerta grande
La matriarca del clan desembarcó en el banco en diciembre de 2010 por la puerta grande. El contrato de apertura de su cuenta numerada llevó estampada la firma del entonces director general y consejero delegado de la entidad, Joan Pau Miquel.
A sus 83 años, la esposa del expresidente de la Generalitat catalana se escudó tras una coraza financiera –cuenta cifrada y sociedad panameña con testaferro- para blindar los 868.000 euros que manejó entre 2010 y 2014. Marta Ferrusola también recurrió a fundaciones para mover los beneficios de sus inversiones, cartera de preferentes de Repsol incluida.
El dilema de ser un cliente de riesgo
JOSÉ MARÍA IRUJO / JOAQUÍN GIL
Cuando el clan Pujol desembarcó en la Banca Privada d’Andorra (BPA), se enfrentó al cuestionario de rigor. Un cortafuegos para impedir que se cuelen en la entidad fortunas de dudosa procedencia.
Cinco de los siete hijos del expresidente catalán respondieron “no” a la pregunta “¿Es usted una Persona Expuesta Políticamente (PEP)?”. Un término que define a cargos públicos, excargos y familiares que deben ser sometidos a una monitorización especial para prevenir el blanqueo, según la recomendación de 2012 del Grupo de Acción Financiera (Gafi), un organismo creado en 1989 por el G-7.
Frente al criterio de sus descendientes, la matriarca del clan, Marta Ferrusola, escribió en el formulario que sí era una Persona Expuesta Políticamente.
¿A qué responde esta contradicción? Pese a las recomendaciones del Gafi, Andorra tiene su propia legislación sobre los perfiles de riesgo. Y, con la ley del país pirenaico en la mano, ninguno de los miembros del clan Pujol era un cliente sospechoso cuando abrió sus cuentas en la BPA.
Marta Ferrusola y sus hijos Marta, Pere y Mireia aterrizaron en la BPA en diciembre de 2010. Entonces, en el Principado regía un decreto de 2009 sobre los PEP’s que liberaba de este calificativo a los parientes directos de políticos un año después de que su allegado hubiera abandonado el cargo. Y Jordi Pujol dejó la presidencia de la Generalitat en 2003.
Con la ley andorrana en la mano, tampoco Josep Pujol, que aterrizó en la BPA en 2006, sería PEP.
Fuentes próximas a la familia Pujol explican así la contradicción de Marta Ferrusola al calificarse de Persona Expuesta Políticamente. “Los cuestionarios no los rellenaban los clientes, sino los empleados de la BPA”.
El informe menciona también los vínculos de la matriarca con otro tipo de fundaciones: “Durante el tiempo que su marido ejerció como político, asumió cargos simbólicos en fundaciones y entidades de carácter benéfico”.
Marta: “hija de una importante familia”
Marta Pujol Ferrusola era para la BPA la “hija de una importante familia catalana”. Sin más. Y así figuró en los archivos internos del banco.
La descendiente de los Pujol-Ferrusola se presentó como arquitecta ante la institución financiera, donde movió 700.000 euros entre 2010 y 2014.
La auditoría de PwC es tajante con ella: “No dispone de ningún tipo de documento para acreditar el origen de sus fondos”.
Mireia: la fisioterapeuta millonaria
Cuando la fisioterapeuta Mireia Pujol Ferrusola abrió una cuenta en la BPA, definió así las razones para elegir esta entidad: “ahorro y seguridad”. Lo dejó escrito en el documento interno que debe rellenar el cliente que toca a la puerta de un banco en el Principado, el Know your customer (conozca a su cliente, en inglés).
La hija del factótum convergente manejó en Andorra el segundo patrimonio más importante de su familia: 1,2 millones de euros.
Pere: “sin necesidad de dinero”
Pere Pujol Ferrusola aterrizó en la BPA “presentado por un tercero”. Ingeniero agrónomo de profesión, este hijo de Jordi Pujol depositó 650.000 euros en la entidad entre 2010 y 2014. Y, según los empleados del banco, no preveía sacar sus fondos. “No tiene necesidad de dinero”, dejaron escrito los trabajadores. Como el resto de sus hermanos, no justificó el origen de su fortuna, según PwC.
Josep: misterioso ingreso en efectivo de 800.000 euros
La cuenta en la BPA de Josep Pujol Ferrusola, que movió 2,1 millones, fue la más activa del clan. La auditoría de PwC cuestiona transacciones como un ingreso en efectivo de 800.000 euros en febrero de 2010. El tercer hijo de la familia vinculó la procedencia de este dinero al cobro de un préstamo. “Se duda de la existencia del préstamo, entendiéndose como un vehículo para el blanqueo de capitales”, sentencia la consultora.
Fuentes próximas a la familia Pujol se muestran muy críticas con la auditoría de PwC. “No hay en el informe ningún hecho que demuestre que el dinero de Andorra tuvo un origen irregular”, sostienen. "Es fácil verlo todo así cuando ya han ocurrido los hechos", añaden.
En paralelo a las pesquisas en Andorra, el clan Pujol se encuentra bajo el foco en España. El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata investiga al expresidente catalán, su esposa y sus siete hijos por blanqueo, fraude fiscal y falsedad documental. A través de una madeja de cuentas, la familia ocultó presuntamente 30 millones en Andorra, Estados Unidos, Paraguay, México y Argentina.
Andorra, de 78.000 habitantes, permaneció blindada por el secreto bancario hasta el pasado año. Y la BPA fue intervenida por las autoridades de este país pirenaico en marzo de 2015 por un presunto delito de blanqueo. Los dueños de esta entidad, que llegó a tener 9.000 clientes y 8.000 millones de volumen de negocio, niegan estas acusaciones.
El benjamín temió al “efecto Falciani”
JOAQUÍN GIL / JOSÉ MARÍA IRUJO
El benjamín del clan Pujol, Oleguer Pujol Ferrusola, no reparo en reconocer el pasado diciembre en un juzgado de Andorra que ocultó su patrimonio en el país pirenaico mediante un alambicado entramado de fundaciones. ¿El objetivo? Evitar “un Falciani”. O, lo que es lo mismo, que un trabajador de la institución financiera filtrara su nombre. Aludía así al escándalo desatado en 2009 por el informático Helvé Falciani, que afloró el fraude fiscal de más de 100.000 clientes de su antigua empresa, el banco HSBC.
“Me propusieron crear un producto financiero dentro de la BPA, una fundación con el objetivo principal de evitar que nos hicieran un Falciani”, confesó Oleguer Pujol.
El pequeño de la familia declaró ante la titular del juzgado número dos de Andorra. La jueza le citó en calidad de inculpado –término de la ley andorrana que sustituye al investigado- por un presunto delito de blanqueo.
Oleguer Pujol pasa por ser un experto en finanzas. Como prueba: Le dijo a la magistrada que trabajó entre 1997 y 2002 como representante de fondos inmobiliarios en España y Portugal del banco de inversión estadounidense Morgan Stanley.
El benjamín de los Pujol-Ferrusola manejó entre 2012 y 2014 una cuenta en la BPA donde figuró como titular la fundación panameña Kamala Foundation, que llegó a acumular un saldo de 812.770 euros.
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