Grandi dice que los líderes de Sudán del Sur deben devolverle la paz y la esperanza a un pueblo "destrozado"
La agencias de ayuda piden 1,5 mil millones de dólares para los refugiados y 1,7 mil millones de dólares para la población necesitada dentro del país para 2018.
KAKUMA, Kenia – A los gemelos Jacob y Simon Lino, de 14 años, aún les cuesta comprender del todo el día en que sus vidas cambiaron para siempre, ya que todo es muy reciente.
Las lágrimas caían por sus mejillas a medida que contaban cómo el pasado diciembre unos hombres armados dispararon y mataron a su hermano mayor y a su padre cuando la familia escapaba de los enfrentamientos en Yuba, la capital de Sudán del Sur.
Simon rememoraba: "Se oían muchos disparos y gritos, nos dijeron que siguiésemos andando . . . Ellos volvieron para impedirles que nos siguiesen, pero los hombres les dispararon y los mataron".
Los gemelos estaban sentados con otros cinco hermanos y con su madre, Adut Akot Ker, en el suelo del centro de registro de ACNUR en el campamento de refugiados de Kakuma, en el norte de Kenia, mientras esperaban a que se les facilitase un alojamiento temporal y servicios médicos.
"Queremos zapatos, dicen los gemelos, descalzos."
Aquí se reunieron con Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, quien estuvo de visita en Uganda y en Kenia del 28 de enero al 1 de febrero para evaluar de primera mano las consecuencias de los cinco años de conflicto en el país. Los hermanos le explicaron cómo habían pasado 21 días andando descalzos hasta llegar a Kenia, mientras le mostraban llorando los cortes y la hinchazón de sus pies.
"Tenemos hambre y estamos cansados, pero los pies están mejorando. Queremos zapatos", le pidió en voz baja Jacob al Alto Comisionado, quien se mostró visiblemente emocionado por su historia. Les aseguró que les darían pronto zapatos nuevos y que podrían ir a la escuela: otra de las cosas que también echaban más de menos de su hogar.
"Aún están traumatizados, como muchos otros aquí. Lo puedes ver en sus caras", declaró Grandi a ACNUR. "La gente está perdiendo la esperanza, el desánimo va ganando terreno . . . El fracaso del último cese de las hostilidades ha afectado al ánimo de los sursudaneses. La gente habla con desánimo. Esta es la peor pérdida: la de la esperanza en sus futuros".
La crisis de refugiados de Sudán del Sur es la de mayores dimensiones y crecimiento en África, con 2,5 millones de refugiados en los seis países vecinos (la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Etiopía, Kenia, Sudán y Uganda) que pueden alcanzar los tres millones si los enfrentamientos no cesan pronto.
Un tema muy tratado durante la visita de Grandi a la región fue lo necesario que resulta que los líderes de Sudán del Sur establezcan la paz y permitan a la gente volver a sus casas.
Grandi declaró: "Los líderes políticos deben asumir su responsabilidad y garantizar la paz. Este es su pueblo, y quiere la paz".
Actualmente, Kakuma alberga a 186.000 refugiados. La gran mayoría de ellos son de Sudán del Sur, y cada día llegan más. En algunos distritos del norte de Uganda, en la frontera con Sudán del Sur (tales como Yumbe), una de cada dos personas es ahora un refugiado.
"El conflicto está purgando Sudán del Sur de sus ciudadanos."
Grandi añadió: "El coste humano de este conflicto ha alcanzado proporciones épicas. Estos enfrentamientos están purgando Sudán del Sur de las personas que deberían ser el mayor recurso de una nación joven. Ellos deberían estar construyendo el país, no huyendo de él".
El jueves, Grandi y Mark Lowcock (Subsecretario General para Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas) realizaron conjuntamente un llamamiento de emergencia en Nairobi para recaudar 1,5 mil millones de dólares para dar apoyo a los refugiados que huyen de la cada vez peor situación humanitaria del país y 1,7 mil millones de dólares para la población necesitada durante 2018.
En una conferencia de prensa celebrada en Nairobi, Grandi dijo: "Por favor, todo el que pueda permitírselo, que done. Las cifras alcanzan los 3,2 mil millones de dólares: este es el precio de la guerra. Y el coste humano es mucho mayor".
Grandi explicó que los fondos también se destinarían a ayudar a las comunidades de acogida con inversiones en infraestructura para dar apoyo a la afluencia de refugiados.
Grandi declaró: "Los refugiados son el resultado de una tragedia, pero pueden convertirse en actores del desarrollo para ellos mismos y para las comunidades de acogida".
Este enfoque, que abarca a toda la sociedad, es la base de la recientemente adoptada estrategia de ACNUR, también conocida como el Marco de Respuesta Integral para los Refugiados (CRRF, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es promover las inversiones en infraestructuras de comunidades de acogida de refugiados a cambio de políticas que integren a dichos refugiados y que permitan a los adultos obtener un trabajo y a los niños asistir a las escuelas locales.
"Estos servicios se quedarán y estarán a disponibilidad de la población local."
En el marco de estas políticas de servicios, que incluyen los de clínicas de salud, las comunidades locales tienen a su disposición nuevas carreteras, escuelas y pozos de agua creados para dar apoyo a la presencia de refugiados. En Kakuma, el Alto Comisionado visitó el asentamiento de Kalobeyei, donde ACNUR ha financiado la construcción de 304 alojamientos permanentes "dignos" para los recién llegados y de dos escuelas primarias. Estos alojamientos también estarán disponibles para el 10% de la comunidad local. También se está desarrollando una zona económica y un proyecto agrícola.
Grandi dijo: "Con suerte, algún día los refugiados volverán, pero estos servicios se quedarán y estarán a disponibilidad de la población local".
En Uganda, los refugiados a menudo reciben una parcela de terreno y pueden trabajar y mezclarse libremente con los locales, así como acceder a servicios locales como la sanidad, la educación y la justicia. El Alto Comisionado elogió a Uganda por tener una de las políticas de refugiados más progresistas del mundo, pero también apuntó que una abrumadora mayoría de refugiados quiere, a pesar de todo, volver a casa una vez que se silencien las armas.
La emoción de Grandi fue particularmente perceptible cuando un hombre de su misma edad le contó que, a lo largo de su vida, había sido un refugiado cuatro veces.
Grandi exclamó: "¡Cuatro veces! Esto no puede ser, tiene que acabar. Tiene que parar . . . Toda esta gente quiere irse a casa . . . Le vuelvo a pedir a los líderes de Sudán del Sur: por favor, restablezcan la paz".
Por Jonathan Clayton
Gracias a la Voluntaria en Línea Ana Ledesma por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.