Mediador que logró la liberación de las niñas de Chibok recibe el Premio Nansen 2017 de ACNUR

La fundación de Zannah Mustapha brinda educación a niños huérfanos y otorga sustento a mujeres que han quedado viudas debido a la insurgencia al noreste de Nigeria.

Mustapha y los estudiantes de Future Prowess Islamic Foundation School antes de la asamblea de la mañana.
© ACNUR/Rahima Gambo


MAIDUGURI, Nigeria, 18 de septiembre de 2017 (ACNUR) – En una pancarta desteñida fuera de la Escuela de la Fundación Future Prowess se lee: "la escuela donde todos los niños importan".

Este es el lema de su fundador, Zannah Mustapha, un abogado de voz tranquila de 58 años que ha sido galardonado con el prestigioso Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR.

"Este es el lugar donde todos los niños importan, sin importar su religión, origen o cultura . . . Nuestra meta es lograr cambios positivos en sus vidas", explicó en una entrevista con ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.

Mustapha, antes abogado y ahora agente inmobiliario, fundó la escuela para huérfanos y niños vulnerables en el año 2007. Estaba preocupado por el creciente número de niños que vivían en las calles de Maiduguri, capital del estado de Borno, epicentro de una insurgencia que ha dejado aproximadamente 20.000 muertos y 2,3 millones de desplazados.

"Qué va a pasar con ellos si no tienen educación."

Mustapha temía que el aumento de la inseguridad y la ofensiva militar estuviesen produciendo una generación de niños sin educación y que esto creara aún más problemas para una de las regiones más pobres del país.

"Había niños por todas partes, solos en las calles . . . Qué va a pasar con ellos si no tienen educación . . . Me sigo preguntando que le pasaría a mi hija si me muriera, ¿quién pagaría por su educación? Me di cuenta que tenía que actuar", agregó.

"Cuando era niño, no se veía este tipo de problemas. Las familias cuidaban de los niños huérfanos, pero esto se ha vuelto cada vez más difícil".

Con la ayuda y el apoyo de un pequeño grupo de amigos con quienes solía jugar tenis de mesa, su hobby favorito, decidió crear la Fundación Future Prowess para albergar una escuela y otras organizaciones benéficas y así ayudar a todos los afectados por la insurgencia.

Apuntando hacia una esquina cubierta por un árbol en su sitio de 6.000 metros cuadrados, fruto de un exitoso negocio inmobiliario, Mustapha comenta: "Allí solíamos jugar ping-pong, pero en realidad no necesito tanto espacio. Reemplacé las mesas por un pequeño edificio para . . . niños".

Actualmente la escuela alberga a 540 estudiantes, de los cuales 282 son niñas. Existe una lista de espera con otros 2.000. En la oficina del director, las postulaciones se apilan en una esquina.

  • Mustapha y tres de sus niños sentados en el jardín de su casa junto a la primera escuela para huérfanos y otros niños que fundó en Maiduguri, estado de Borno, Nigeria, lugar azotado por el conflicto.
    Mustapha y tres de sus niños sentados en el jardín de su casa junto a la primera escuela para huérfanos y otros niños que fundó en Maiduguri, estado de Borno, Nigeria, lugar azotado por el conflicto. © ACNUR/Rahima Gambo
  • Estudiantes de la Escuela 1 de la Fundación <em>Future Prowess</em> disfrutan haciendo ejercicios durante un receso.
    Estudiantes de la Escuela 1 de la Fundación Future Prowess disfrutan haciendo ejercicios durante un receso. © ACNUR/Rahima Gambo
  • Ayuba Mustapha, 8 años, su mejor amigo Adam Alhaji, 8 años, y Abubakar Muhammed, 8 años, dicen que les encanta aprender en la Escuela de la Fundación <em>Future Prowess</em> (I), Maiduguri, estado de Borno, Nigeria.
    Ayuba Mustapha, 8 años, su mejor amigo Adam Alhaji, 8 años, y Abubakar Muhammed, 8 años, dicen que les encanta aprender en la Escuela de la Fundación Future Prowess (I), Maiduguri, estado de Borno, Nigeria. © ACNUR/Rahima Gambo
  • Mustapha habla con estudiantes en una clase de primaria de la Escuela de su Fundación <em>Future Prowess</em> en Maiduguri, Nigeria.
    Mustapha habla con estudiantes en una clase de primaria de la Escuela de su Fundación Future Prowess en Maiduguri, Nigeria. © ACNUR/Rahima Gambo
  • Mustapha sostiene en brazos al pequeño Zannah, llamado así en su honor por desplazados que viven cerca de la segunda escuela que fundó en Maiduguri, estado de Borno, Nigeria.
    Mustapha sostiene en brazos al pequeño Zannah, llamado así en su honor por desplazados que viven cerca de la segunda escuela que fundó en Maiduguri, estado de Borno, Nigeria. © ACNUR/Rahima Gambo
  • Niñas de la clase 3A de la Escuela de la Fundación <em>Future Prowess</em> (I) estudiando, Maiduguri, estado de Borno, Nigeria.
    Niñas de la clase 3A de la Escuela de la Fundación Future Prowess (I) estudiando, Maiduguri, estado de Borno, Nigeria. © ACNUR/Rahima Gambo
  • Mustapha rodeado de niños en una clase de párvulos.
    Mustapha rodeado de niños en una clase de párvulos. © ACNUR/Rahima Gambo
  • Mustapha vigila la construcción de una tercera escuela que está construyendo a orillas del río Gadabul en Maiduguri. En la escuela se matricularán estudiantes mayores que no han podido acceder a educación debido al conflicto.
    Mustapha vigila la construcción de una tercera escuela que está construyendo a orillas del río Gadabul en Maiduguri. En la escuela se matricularán estudiantes mayores que no han podido acceder a educación debido al conflicto. © ACNUR/Rahima Gambo

"Simplemente no podemos responder a la demanda", dice Suleiman Aliyu, quien ha estado en la escuela desde su creación.

"Este lugar está protegido porque todas las partes del conflicto están representadas; enseñamos la educación islámica y la llamada educación occidental. Tenemos clases de árabe, francés, inglés, matemáticas. Todo esto es fruto de Mustapha. Para él un niño es un niño, no importan sus orígenes".

Siguiendo la profunda convicción de Mustapha en cuanto a la inclusión, los niños de la escuela vienen de familias cristianas y musulmanas y de ambas partes del conflicto. Los estudiantes no pagan mensualidad, el mayor obstáculo para miles de nigerianos pobres que reciben lo básico en cuanto a educación.

"A aquellos que han sido afectados por la insurgencia se les debe proporcionar un sustento para que puedan seguir adelante, se les debe motivar", comenta durante un almuerzo con carne asada, especias y pan. Vestido con una bata tradicional de color azul oscuro, habló de la importancia de proveer "sustento" para que los desplazados por el conflicto puedan llevar una vida autosostenible.

Además de la escuela, su fundación ha creado una asociación para viudas y ha entregado tierras a otros desplazados para que las cultiven.

Muchos de los niños son huérfanos, sin embargo, estudian con los hijos de los profesores, de los guardias de seguridad y con algunos de los hijos menores del mismo Mustapha. Los padres de algunos niños formaban parte de Boko Haram y otros de las fuerzas de seguridad que luchaban contra ellos.

"Aquí todos somos uno . . . y eso es lo que importa", dice Mustapha. "El mensaje que quiero entregar es que aquí todos somos parte de una red inseparable de mutualidad. Como seres humanos estamos unidos por una nación, por lo tanto tenemos que cuidar de nuestros hermanos . . . tenemos que ser uno solo, pero no solo eso, sino ser vistos como uno".

"Este hombre ha cambiado la vida de muchas personas en este lugar."

Tal es la demanda que la fundación de Mustapha ha creado una segunda escuela a orillas del río Gadabul. Actualmente tiene 88 estudiantes, pero en el futuro será mucho más grande y contará con sus propios dormitorios.

Cerca de la escuela, Mustapha había habilitado 16 hectáreas de tierra que es trabajada por desplazados que viven en albergues cercanos proporcionados por ACNUR y sus socios.

"Este hombre ha cambiado la vida de muchas personas en este lugar. Ha entregado tierras y educación de manera gratuita e incluso nos ha dado semillas para comenzar y plantar nuestros propios cultivos y así demostrarnos lo que se puede hacer", comenta Sharif Abubakar, que huyó luego de que Boko Haram ocupara su hogar hace dos años. Ahora es el encargado del proyecto agrícola de la fundación.

La caridad de Mustapha ha ganado muchos admiradores. A diferencia de políticos experimentados, él no tiene enemigos y posee contacto con todas las partes del conflicto. Esto lo llevó a convertirse en uno de los principales mediadores en los esfuerzos para lograr la liberación de las niñas de Chibok, quienes se hicieron conocidas mundialmente por haber sido secuestradas por militantes de Boko Haram en abril de 2014.

En total 276 niñas fueron secuestradas. En medio de la confusión, 57 lograron escapar, pero el resto de ellas fueron llevadas al bosque de Sambisa.

Mustapha se contactó con los secuestrados y luego de realizar una serie de medidas para fomentar la confianza pudo negociar la liberación de 21 niñas. En mayo pasado consiguió un avance importante, al ser liberadas otras 82.

"Fueron llevadas a un lugar acordado cerca de la frontera con Camerún, donde una a una se presentó e identificó . . . Cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo se sintieron muy felices y emocionadas", recuerda Mustapha con una amplia sonrisa. "Estoy seguro de que pronto se liberará a más niñas".

Por Jonathan Clayton

Gracias a la Voluntaria en Línea Gabriela Manríquez por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.