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Refugiado de Burundi espera el llamado de su segunda patria
jueves 03. julio 2014 12:00 Antiguedad: 2 yrs
LONDRES, Reino Unido, 3 de julio de 2014 (ACNUR) – Al cierre de una temporada brillante en la Primera Liga, el segundo atacante de los Baggies Saido Berahino no fue convocado para jugar en la selección inglesa. Pero de todas formas puede sentirse orgulloso de lo logrado en apenas un decenio desde que reparó en Reino Unido huyendo de la guerra intestina que ensangrentaba a su Burundi natal.
Entre 1993 y 2005 el conflicto de Burundi causó aproximadamente 300.000 muertos, entre ellos el padre de Saido. En 2003, con apenas 10 años, Saido decidió tratar de reunirse con su madre, que había llegado a Reino Unido en 2001: “Tenía miedo”, recuerda. “No podía comer, no podía dormir”.
Con la ayuda de un amigo de la familia emprendió el largo camino. “Fue muy duro”, dice lentamente, como para recoger mejor las ideas. “No entendía lo que pasaba porque era muy joven pero algunas cosas me dejaron cicatrices”.
Sin entrar en detalles dice que atravesó Tanzania casi sempre a pie, llegó a Kenya, y al final apareció en Gran Bretaña. Para poder reunirse con la madre tuvo que esperar que el resultado de un test de ADN confirmara el lazo de parentesco. Días difíciles para un chico aterrorizado de 10 años que no sabía una palabra de inglés.
“Me acuerdo de la primera vez que volví a verla. Fue en una estación de policía, nos dejaron vernos casi una hora, antes de hacer el test, fue tremendo”.
La nueva vida de Saido comenzó en Birmingham, la segunda ciudad de Inglaterra. “Cuando llegué allá tenía solamente a mi madre. No había nadie más con quien hablar porque no tenía amigos. Las primeras semanas de escuela fueron durísimas, no entendía nada”.
De pronto todo empezó a cambiar. La escuela le asignó un profesor de inglés y Saido empezó a mostrar que tenía talento para el fútbol. Con el deporte iba ganando amigos.
Fue suficiente media temporada con el Phoenix United de la liga dominical para que lo notaran los del West Bromwich Albion, uno de los principales clubes ingleses. Los Baggies le han ayudado a crecer como jugador y como persona.
“Me entrenaba con otros chicos, me hice muchos amigos, conocí a mucha gente, y mis entrenadores me dieron una gran mano. Son tantas las personas que me han ayudado a sacar lo mejor de mí, que me han ayudado en ese sentido. Y les agradezco también que hayan ayudado a mi familia”.
Saido ha representado a Inglaterra en todos los torneos juveniles posibles y espera con impaciencia la oportunidad de jugar por su país adoptivo en uno de los grandes. Si para el Mundial era demasiado temprano, muchos creen que su hora no tardará en llegar porque tras la eliminación de Inglaterra en Brasil, se necesitan caras nuevas en vistas del Campeonato Europeo de 2016.
Lo que no significa que haya borrado a Burundi de su corazón. Saido espera poder volver un día para ayudar a ese país que sigue siendo uno de los más pobres del mundo. La fama conquistada en la Primera Liga inglesa no le ha hecho perder su amor por la “tierra materna” y últimamente ha ayudado a recoger fondos en favor de proyectos de ACNUR.
Esta historia demuestra qué formidable catalizador para la integración puede ser el fútbol, y el deporte en general, al actuar como antídoto de los traumas y problemas psicosociales típicos de los jóvenes refugiados que se han visto obligados a huir de sus hogares. El impacto positivo del deporte en el bienestar físico y mental contribuye sin lugar a dudas al desarrollo físico y emocional.
“El fútbol me ha ayudado mucho y puede ayudar a cualquier persona que lo ame, incluso cuando haya tenido que atravesar grandes dificultades. Si has salido de tu país para entrar en un entorno nuevo con gente nueva te ayuda a conectarte porque es universal”, insiste el joven atacante de los Baggies.
Con esta actitud positiva no es extraño que haya superado las adversidades sin perder el optimismo: “Tienes que seguir soñando sin darte nunca por vencido”. ¿Un consejo para los refugiados? “La vida sigue siendo grande si no dejas de creer, de tirar hacia delante, de soñar”.
Charlie Yaxley desde Londres, Reino Unido.
Gracias a la Voluntaria En Línea Delia Tasso por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.
ACNUR