La historia de Dejan Cokorilo, Suecia
Querido amigo,
Todavía recuerdo ese juego. Nuestro equipo ganó y nosotros estábamos increíblemente felices. Pensamos que nuestra felicidad duraría para siempre. Estábamos equivocados.
Todavía recuerdo nuestra calle. Nuestro vecindario. Compartimos tantos momentos felices y creíamos que estábamos creciendo en el mejor lugar del mundo. Estábamos equivocados.
Aún recuerdo tu fiesta de cumpleaños. Tu cumpleaños número 13. Recuerdo el sabor de la comida de tu abuela. Recuerdo las canciones que cantamos. No recuerdo que nos hayamos despedido.
Unos pocos días después la guerra civil secuestró nuestra infancia. Nuestra ciudad estaba bajo sitio, pero de alguna manera mis padres encontraron la forma de salir. Encontramos paz y seguridad en un nuevo país, muy lejos de casa.
Con el tiempo me integré a un nuevo equipo. No tan bueno como el nuestro, pero lo suficientemente bueno como para regresar la sonrisa a mi cara. Nuestro nuevo vecindario era acogedor e hice nuevos amigos. Llegaron otros cumpleaños y lentamente el hueco en mi corazón comenzó a sanar.
Mi nuevo país me devolvió casi todo. Todo menos lo que no se puede reemplazar: tú.
Todavía no recuerdo que nos despidiéramos. Cuando dejé tu fiesta de cumpleaños jamás imaginé que ese sería nuestro último momento juntos, para siempre. Tú último cumpleaños.