Más de cinco décadas de conflicto armado en Colombia han desarraigado a unos 7,4 millones de personas dentro de las fronteras del país. Muchos huyeron a asentamientos informales y lucharon por sobrevivir sin acceso a viviendas dignas, agua y saneamiento.
En Nueva Esperanza los residentes finalmente obtienen acceso a los derechos básicos, gracias al ACNUR, y una identidad formal para su comunidad de desplazados forzados.