La historia de una niña desplazada en Colombia

Foto: ACNUR/ B.Heger

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Buenaventura, el puerto colombiano más importante para el comercio y un eje crucial en la costa del Pacífico del país, es también un punto de violencia y desplazamiento forzado, reclutamiento forzoso, homicidios y desmembramiento de cuerpos.

Los niños que viven en los vecindarios de este puerto carecen con frecuencia de servicios básicos, como agua y alcantarillado. No tienen espacios recreativos o para hacer deportes, y sus escuelas tienen una infraestructura insuficiente, y además en algunos casos estos espacios se han convertido en lugares de reclutamiento y de presión por parte de los grupos armados. Muchos de estos vecindarios son escenario de problemas a causa de intereses económicos y de presiones por parte de grupos armados, que limitan la vida familiar, la vida comunitaria y el libre desarrollo de los niños y adolescentes.

“Que los niños jugaran afuera comenzó a ser peligroso, porque temíamos que se cayeran del puente, por lo que tuvieron que jugar adentro de sus casas o al otro lado de la calle, que estaba repleto,” señaló una mujer desplazada afrocolombiana. Al día de hoy en Colombia hay 5.3 millones de personas desplazadas internas, es una de las crisis humanitarias globales más grandes.


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