El dolor de dejar todo atrás

Debido a la guerra civil en Nicaragua en los años de los 80, tuve que pasar el dolor de dejar todo atrás

Debido a la guerra civil en Nicaragua en los años de los 80, tuve que pasar el dolor de dejar todo atrás: a los seres que más quería, mis hijos, mi esposa, mi madre, mi padre, mis hermanos y en especial mi patria. Crucé las fronteras Honduras Nicaragua en septiembre cuando se celebraba el acto de independencia de Centroamérica con la antorcha de la libertad, que Honduras entregó a Nicaragua. Tuve esa libertad y pude ir a Honduras. Estuve preso bajo investigación de las autoridades hondureñas por una semana, donde dormía en el suelo. La celda era pequeña, no tenía cama, dormía en el suelo y muy fría por la noche. En el día era muy caliente, había pulgas y nos acobijábamos para dormir con papel periódico. En el mismo lugar donde tomábamos agua potable estaba el tubo de aguas negras, donde hacíamos nuestras necesidades. Al hacer nuestras necesidades los demás presos te observaban. Habían como 15 presos de todo: ladrones, narcotraficantes, homosexuales, emigrantes, borrachos todos revueltos y aguantábamos hambre solo comíamos cuando algún familiar de los presos llevaba comida y la compartían, seis días después me pusieron a disposición de la Cruz Roja Hondureña, me trataron bien y me dieron de comer, seguidamente me llevaron a un campamento de refugiados. Ahí pasé tres años. El tiempo se detuvo para mí: no teníamos luz eléctrica, agua potable, la comida era muy racionada. Los niños desnutridos por las limitaciones del ACNUR y Médicos Sin Frontera, ya que en esa época había campamentos de refugiados salvadoreños en las otras fronteras. La situación eran muy deplorable, recibíamos discriminaciones de la población hondureña. Nos llamaban refugiados “váyanse a su patria”, en cambio había personas que nos trataban bien y entendían nuestra situación. Finalmente conocí al embajador de USA y su esposa que visitaron el campamento y fuimos algunos jóvenes refugiados ayudados por el CIM (centro de inmigración internacional) y pudimos yo y mi familia venir a Estados Unidos de Norte América como refugiados. Gracias ACNUR, Médicos Sin Fronteras, gracias CARITAS de Honduras , Cruz Roja Hondureña, y Cruz Roja Internacional por el apoyo que me brindaron.

Javier, Nicaragua


1 familia separada por la guerra es demasiado

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