Una emergencia humanitaria
El terremoto del 16 de abril de 2016 de 7,8 en la escala Richter ocurrido al noreste de Ecuador afectó directamente a las poblaciones de las provincias de Esmeraldas, Manabí, Santo Domingo de los Tsáchilas, Guayas, Los Ríos y Santa Elena. La intensidad del terremoto se sintió con mayor severidad en las provincias de Manabí y Esmeraldas. El desastre, considerado el sismo más destructivo en los últimos treinta años, causó la pérdida de 671 vidas, dejando además una afectación profunda en lo social, en la economía del país y su medio ambiente.
Al conmemorarse el primer año del devastador terremoto que afectó principalmente a la costa del Ecuador, el Sistema de las Naciones Unidas rinde un sentido homenaje a las personas que perdieron sus vidas y a los cientos de miles de personas que fueron afectadas.
El Gobierno Nacional, la ciudadanía, las comunidades damnificadas y las organizaciones humanitarias y de desarrollo actuaron con mucha rapidez para salvar vidas y reducir al mínimo los impactos ocasionados por el sismo. Asimismo, es importante resaltar el valor y la fortaleza de los habitantes de las provincias afectadas, así como la solidaridad que la ciudadanía ecuatoriana ha demostrado a lo largo de este año para enfrentar juntos los desafíos de un país golpeado por tan grande tragedia.
De acuerdo a datos oficialesde la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, 80 000 personas fueron desplazadas debido a la pérdida o daño de sus casas y alrededor de 350 000 personas quedaron en necesidad de ayuda humanitaria.
La Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, inmediatamente después del terremoto distribuyó carpas previamente ubicadas en el país. A su vez, y gracias a la cooperación internacional, durante las dos primeras semanas la Agencia fletó dos vuelos con más de 200 toneladas de artículos de primera necesidad a las comunidades más afectadas: carpas familiares, lonas plásticas, kits de cocina o lámparas solares, entre otros artículos...
Junto con el trabajo de las oficinas de ACNUR en Guayaquil y Esmeraldas, la Agencia de la ONU para los Refugiados desplegó dos equipos adicionales con personal humanitario para apoyar la respuesta de emergencia en las áreas de Pedernales y Manta/Portoviejo.
El ACNUR pudo identificar en este proceso 139 familias de refugiados afectadas, quienes fueron referidos a los mecanismos de asistencia desarrollados por el Estado ecuatoriano. En estrecha coordinación con el Ministerio Coordinador de Seguridad y los ministerios responsables de las diversas áreas de respuesta, la colaboración favoreció el acceso equitativo a la ayuda humanitaria de la población afectada, incluyendo a la población refugiada.
Como una respuesta a esta emergencia, se activó el Sector de Protección, un espacio de coordinación amplio y participativo, conformado en condiciones de igualdad por instituciones públicas, agencias del Sistema de Naciones Unidas, organizacionesinternacionales no-gubernamentales, otras organizaciones internacionales y organizaciones de la sociedad civil ecuatoriana. Como parte de la respuesta global en situaciones de emergencia humanitaria, ACNUR lideró en una primera fase este espacio de coordinación interinstitucional.