Edificios abandonados son remodelados para crear nuevas instalaciones para refugiados en Grecia
Jumaa Alo, un kurdo sirio de 52 años de edad de la ciudad de Afrin, pone su brazo en el hombro de su esposa Nabiha, finalmente a salvo en su nuevo hogar en Grecia; sus ojos se llenan de lágrimas cuando piensan en el conflicto que los obligó a huir en 2011.
AGIA ELENI, Grecia, 14 de julio de 2017 (ACNUR) - Su nuevo hogar, el cual comparten con sus hijos Mitan y Akid, su nuera Zainab y su nieta de dos años de edad Silina, era un antiguo albergue juvenil a orillas de la ciudad Ioannina. La familia está entre los primeros 90 residentes refugiados en vivir en este albergue de Agia Eleni, que se ofreció a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) hace un año.
El albergue, en ese entonces abandonado y en un estado bastante deteriorado, ha sido ya remodelado gracias a una financiación de la Comisión Europea, y ha sido transformado en un modelo autónomo en el programa de hospedaje de la agencia, con una capacidad para alojar a 500 personas.
El programa es parte de las amplias iniciativas para garantizar que el Gobierno griego establezca un sistema de acogida de personas adecuado y sustentable, que brinde mayores opciones de alojamiento urbano y mejores condiciones de vida.
“Nunca olvidaré ese día”.
Jumaa y su familia huyeron de Siria con rumbo a Líbano en 2011, temiendo que el menor de sus hijos fuera obligado a unirse al ejército sirio. Ellos vivieron en el país vecino por cuatro años, trabajando en ranchos o en plantas empacadoras de frutas. La vida era dura en ese tiempo, pero después de llegar a Turquía decidieron hacer el largo y peligroso viaje en bote a Europa.
“Siempre habíamos escuchado que en Europa todos los ciudadanos son iguales ante la ley”, dice Jumaa. “Esto es algo que nunca vivimos en Siria”.
Luego de seis intentos, él y su familia finalmente llegaron a la isla griega de Chios en febrero de este año. “Nunca olvidaré ese día”, dice. “Fue como si un hombre sepultado en una tumba de pronto tuviese la oportunidad de salir al mundo de nuevo”.
La familia ahora sueña con abrir una pastelería. Jumaa y sus hijos saben como preparar más de 100 tipos de bocadillos dulces horneados. En Siria, la familia era dueña de dos pastelerías, pero, como cuenta Juma: “Ellos se robaron todo y mi casa también. No queda nada, se robaron todo”.
Funcionarios de ACNUR y de su socio Intersos los están ayudando a establecerse en las amplias instalaciones, cuyas peculiares y fascinantes construcciones de madera y piedra fueron diseñadas hace más de medio siglo por el difunto Constantinos Doxiadis, un arquitecto griego famoso por haber guiado el equipo que creó la capital de Pakistán, Islamabad.
“Fue como si un hombre sepultado en una tumba de pronto tuviese la oportunidad de salir al mundo de nuevo”.
Agia Eleni tiene áreas sociales, comedores y dormitorios, áreas para actividades y deportes a puerta cerrada y al aire libre, agua corriente e instalaciones higiénicas y sanitarias. Las familias pueden preparar sus comidas y tener acceso a tiendas cercanas en donde pueden comprar suministros básicos con tarjetas facilitadas por ACNUR gracias a un programa financiado por la Comisión Europea. Una gama completa de servicios básicos son proporcionados por ACNUR y sus socios en colaboración con el Ministerio de Políticas Migratorias.
Jamaa y su esposa, quienes tienen problemas de salud, están mirando hacia un futuro mejor, donde puedan reunirse con sus otros tres hijos, quienes llegaron a Grecia antes que ellos, fueron trasladados a Atenas y luego aceptados para ser reubicados en los Países Bajos.
Mitan, de veinticuatro años de edad está muy agradecida. “Estamos rodeados de gente tan amable y acogedora”, dice él sonriendo. “Aquí nos sentimos bienvenidos y a salvo”.
Por Leo Dobbs y Christos Tolis en Agia Eleni, Grecia.
Gracias a la Voluntaria en Línea Catherine Izquierdo por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.