Malí

Llevando esperanza a los refugiados de Malí

Los intensos combates entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes tuareg han obligado hasta ahora a más de 176.000 malienses a huir de sus hogares con la esperanza de encontrar un lugar seguro. Las familias han encontrado refugio en países vecinos como Burkina Faso, Mauritania y Níger, aunque muchos malienses han huido también hacia Argelia, Guinea o Togo. A su vez, más de 280.000 civiles se encuentran desplazados en el interior de Malí como consecuencia de la violencia desatada en el país, que comenzó con la rebelión tuareg de mediados de enero  de 2012 y se vio agravada con el golpe militar de abril y la intervención militar con apoyo de las tropas francesas en enero de 2013. La falta de financiación está limitando las posibilidades de ACNUR de entregar ayuda humanitaria.

Los refugiados viven en condiciones difíciles en los países de acogida, que a su vez también cuentan con unos recursos muy limitados. Los países del Sahel se enfrentan a una grave sequía y una crisis de alimentos desde hace varios meses y se calcula que más de 10 millones de personas necesitan ayuda de manera urgente debido a las erráticas lluvias, las malas cosechas, los elevados precios de los alimentos y los conflictos. El papel de ACNUR y de otras organizaciones es esencial y la asistencia humanitaria que proporcionan ayudará a reducir la presión sobre las comunidades de acogida.

Los refugiados y los desplazados internos son en su mayoría de etnia tuareg, aunque también hay otros grupos étnicos que se están viendo afectados, como los peuls, bambaras, djermas y haussas. Muchos de los refugiados son ganaderos que han traído consigo sus animales.

En Malí, la situación sigue siendo inestable. Los rebeldes tuareg fueron expulsados de su último bastión, Angoso, el pasado 11 de julio. Según ciertas fuentes, todo el norte de Malí está ahora controlado por los islamistas. Además de los más de 265.000 refugiados presentes en países vecinos, Malí cuenta con unos 167.000 desplazados internos. La inseguridad general ha restringido el acceso a las poblaciones afectadas en el norte del país.

ACNUR ha hecho un llamamiento por valor de 123,7 millones dólares para proporcionar una protección y asistencia de emergencia a los refugiados malienses, en coordinación con sus socios y otras agencias de la ONU. Es esencial actuar rápidamente dada la crisis alimentaria en la región del Sahel, la temporada de lluvias, la amenaza del cólera y la inestabilidad en Malí.