A pesar del gran progreso en la matrícula de más niños refugiados en la educación primaria, los refugiados continúan rezagados en comparación con sus pares en los países de acogida.
La educación en la primera niñez y la escuela primaria forman las bases de un ciclo de aprendizaje de toda la vida que está en el corazón de la Estrategia Educativa del ACNUR.
A nivel mundial, el ACNUR estima que la mitad de los niños refugiados en edad de escuela primaria, no asiste a la escuela. En colaboración con los ministerios de educación, el ACNUR y la Fundación Educación Sobre Todo, trabajan con una amplia gama de socios para abordar esta situación inaceptable. El programa Educa un Niño busca aumentar la calidad y el acceso a la educación primaria para niños refugiados que están fuera de las escuelas y mejorar la retención, al apoyar enfoques innovadores en educación, infraestructura, capacitación docente y desarrollo, así como mejoras en la enseñanza y los materiales de aprendizaje. Desde 2012, más de 400.000 niños que estaban fuera de las escuelas en 12 países, se han integrado gracias a esta asociación.
Lo primero y más importante es que la escuela debería ser un santuario. Las escuelas también juegan un rol importante en la identificación de niños refugiados en riesgo de abuso, violencia sexual y de género, reclutamiento forzoso, y pueden ayudar a conectarlos con los servicios apropiados.
La educación de calidad es el ancla que mantendrá a los niños en las clases, los alentará a continuar hasta el final de la educación primaria y a pasar a la escuela secundaria y más allá. Por esta razón, la educación tiene un efecto protector solo si esta es de buena calidad. Saber que sus hijos están aprendiendo es un incentivo para que los padres los envíen a la escuela, y se aseguren de que asisten regularmente. La clave para la calidad recae en políticas educativas sonoras e inclusivas, así como profesores motivados y bien capacitados. Sin embargo, los maestros suelen ser escasos en lugares con afluencias de refugiados, inclusive en países de ingreso alto.
A pesar del gran progreso en la inclusión de más niños refugiados en la educación primaria, los refugiados continúan rezagados en comparación con sus pares en los países de acogida. En Chad, Kenia, Malasia y Pakistán, por ejemplo, el porcentaje de niños refugiados en educación primaria es cerca de la mitad en comparación con sus similares del país de acogida. Esto no apunta una falta de buena voluntad o restricciones en el acceso. Las razones para una matrícula baja pueden encontrarse dentro de una amplia variedad e incluyen la baja capacidad de recepción en escuelas locales, la distancia que un niño debe recorrer para llegar a la clase, y una plétora de factores sociales, culturales y económicos, según sea su contexto.
Cuando el conflicto irrumpe, los efectos en países con sistemas educativos efectivos y establecidos pueden ser desastrosos. La violencia en Siria es un caso puntual: en 2009, 94 por ciento de los niños sirios asistía a educación primaria o secundaria inicial, para junio de 2016, únicamente el 60 por ciento de los niños asiste, dejando a 2,1 millones de niños y adolescentes sin acceso a educación. En países vecinos, más de 4,8 millones de refugiados sirios están registrados con el ACNUR, entre ellos aproximadamente el 35 por ciento tiene edad escolar. En Turquía, solo el 39 por ciento de los niños y adolescentes refugiados asisten a la primaria o secundaria, 40 por ciento en Líbano, y 70 por ciento en Jordania. Esto significa que casi 900.000 niños refugiados en edad escolar no asisten a la escuela.
La calidad en la educación es el ancla que mantendrá a los niños en las escuelas.
Un estudio de UNESCO encontró que los bajos niveles de acceso a la educación y altos niveles en la educación inadecuada aumentan el riesgo de violencia y conflicto, creando un ciclo vicioso de pérdida de oportunidades en educación, en consecuencia, más conflicto y desplazamiento. Con una observación de más de 21 años, las regiones con bajos niveles promedio de educación tenían un 50 por ciento más de oportunidad de experimentar conflicto.