ECHO y ACNUR por la educación: Talleres de fotografía con niñas y niños

Las situaciones de riesgo en las que se encuentran los niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ) en Buenaventura dan cuenta de graves vacíos de protección, que requieren de parte de la familia, la sociedad y el Estado una respuesta que genere las sinergias necesarias para que se garanticen sus derechos, de acuerdo a los niveles de responsabilidad pertinentes.

En un escenario de disputa territorial entre grupos armados no estatales, de reclutamiento, de uso y vinculación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes al conflicto armado, es ardua la tarea de garantizar el acceso y permanencia de los NNAJ dentro del sistema educativo.

Los NNAJ de Buenaventura se enfrentan a riesgos derivados del conflicto armado, como el tráfico de drogas y armas, la violencia intrafamiliar, la violencia sexual y el desplazamiento forzado.

Las escuelas a veces se convierten en lugares de reclutamiento de niños y niñas por parte de grupos armados no estatales y los niños que no atienden y no acceden al sistema educativo corren un riesgo aún mayor.

Gracias al apoyo de la Unión Europea y del Departamento de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO), ACNUR en coordinación con socios locales como FUNDESCODES, el Servicio Jesuita para los Refugiados (JRS) y Taller Abierto le brindan herramientas fotográficas a los NNAJ de Buenaventura con las cuales narran sus experiencias de fortalecimiento desde su mismo punto de vista.

El Catatumbo es, desde el 2012, escenario del proyecto “Huellas de Paz”, financiado con los fondos del Premio Nobel de la Paz de la Unión Europea que a través de actividades culturales y lúdicas reúne a más de 200 niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ) de La Gabarra, Filogringo, San Pablo y Aserrío.

Huellas de Paz busca brindarle nuevas oportunidades y herramientas a los NNAJ para que puedan desarrollar sus capacidades intelectuales, emocionales y de resolución pacífica de conflictos en entornos que permitan su protección y les den la posibilidad de ejercer una ciudadanía activa.

A través de la fotografía, estos niños narran cómo entre ellos van construyendo una cultura de paz desde lo individual y lo colectivo. Con cámaras estonopeicas construidas por ellos mismos, 30 NNAJ aprenden el proceso básico de toma de fotografías y revelado. 

Durante este encuentro se trabajó en el reconocimiento propio, del otro y de sus comunidades haciendo énfasis en la narración a través de la fotografía.

25 NNAJ de Unión Peneya asistieron a los talleres de fotografía en donde reflexionaron, entre muchas cosas, sobre los estereotipos que se tienen de su comunidad.

“Queremos que esta tierra peniyense resalte la paz por encima de todo y que estemos en armonía con el mundo entero. Quiero que los colombianos cambien el sentido que le tienen a la Unión” dijo Juan Pablo, quien junto a sus compañeros se fortalece como líder para retratar desde su punto de vista la realidad de su comunidad e imaginar un mundo de paz.