Ganador 2017

El mediador que logró la liberación de las niñas de Chibok recibe premio humanitario por abrir escuelas en medio del conflicto en el noreste de Nigeria.

Zannah Mustapha, defensor del derecho de los niños desplazados que crecen en medio de la violencia en el noreste de Nigeria a obtener una educación de calidad, es el ganador del Premio Nansen para los Refugiados del ACNUR 2017.

Mustapha fundó una escuela en 2007 en Maiduguri - la capital del estado de Borno y el epicentro de la insurgencia de Boko Haram. La escuela se ha mantenido abierta durante todo el conflicto con Boko Haram, que ha dejado a unas 20.000 personas muertas en la región del Lago Chad, y millones más desplazadas.

La escuela proporciona educación gratuita, así como comidas, uniformes y atención médica a los niños afectados por la violencia. Los niños huérfanos de ambos lados del conflicto son bienvenidos en las aulas de Mustapha como un signo de la reconciliación que espera lograr en la región.

"La educación es una de las herramientas más poderosas para ayudar a los niños refugiados a superar los horrores de la violencia y el desplazamiento forzado".

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.

 

Durante más de una década, la escuela ha pasado de tener 36 estudiantes a 540. Desesperados por obtener educación, miles más de niños han añadido sus nombres a la lista de espera de la escuela. En 2016, Mustapha abrió una segunda escuela a pocos kilómetros de la primera. Ochenta y ocho niños, todos los cuales han huido del conflicto en la región, caminan a través de sus puertas cada día.

El trabajo de Mustapha en la región también incluye la mediación entre Boko Haram y el Gobierno nigeriano. Sus esfuerzos han resultado en la liberación de más de 100 niñas y jóvenes secuestradas de la escuela Chibok.

"Esta escuela promueve la paz. Es el lugar donde todos los niños importan", agregó. "Empoderaremos a estos niños para que puedan valerse por sí mismos".

Zannah Mustapha

 

Más recientemente, Mustapha donó hectáreas de su propia tierra a 800 familias desplazadas. Construyendo una bomba de agua de riego y un albergue, estas familias ahora son capaces de mantenerse y vender sus productos en los mercados locales.