La apatridia entre los expatriados brasileños

Irina nació en 1998 en Suiza, hija de una brasileña y de su novio suizo. Poco después de su nacimiento su madre Denise fue al consulado brasileño en Ginebra para conseguir un pasaporte para Irina. Ella quedó impactada cuando los funcionarios del consulado le dijeron que, debido a una enmienda constitucional de 1994, los hijos de ciudadanos brasileños nacidos fuera del país no podían obtener la nacionalidad automáticamente. Además, para empeorar las cosas, la bebé tampoco podía obtener la nacionalidad de su padre. Irina sólo consiguió unos documentos de viaje temporarios y le dijeron a su madre que tenía que solucionar el problema en Brasil.

Denise tuvo que esperar dos años antes de conseguir un certificado de nacimiento brasileño, y aún así eso no fue considerado como una prueba de nacionalidad por parte de las autoridades. Denise pidió ayuda a un grupo llamado “Brasileirinhos Apátridas” que hacía cabildeo para una enmienda constitucional para garantizar la nacionalidad brasileña a los niños nacidos fuera del país con al menos uno de los padres brasileño.

En 2007 el Congreso Nacional de Brasil aprobó una enmienda constitucional que suspendió el requisito de vivir en Brasil para recibir la nacionalidad. Además de Irina, la nueva normativa ayudó a otros 200.000 niños que permanecían en situación de apatridia y sin acceso a muchos de los derechos fundamentales conexos a la ciudadanía. En la actualidad, los hijos de brasileños que nacen fuera del país reciben automáticamente la nacionalidad brasileña en el momento del nacimiento.

“Como madre, era imposible aceptar que mi hija no fuera considerada brasileña como yo o su hermano mayor, que también nació en Suiza, pero antes de la reforma constitucional de 1994”, dijo Denise. “Para mi, que mi hija dependiera de una visa de turista para vivir en Brasil era una aberración”.

Irina vivió la misma angustia de su madre: “Es muy feo cuando sientes que le perteneces a un país y tus padres sólo te hablan en el idioma de ese país, pero no puedes ser reconocida como su ciudadana. Es como si estuvieran robándote la infancia”, dijo la niña de 12 años.