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Aniversario del tifón Haiyan: una historia de sobrevivencia

El tifón Haiyan barrió la zona central de Filipinas con vientos de hasta 235 kilómetros por hora y fue uno de los tifones más fuertes que jamás haya sufrido la nación del sudeste de Asia.

TACLOBAN, Filipinas, 6 de noviembre de 2014 (ACNUR) – Se ve amenazadora la gran draga que sobrepasa las casas que le rodean. Hay niños que corren alrededor del barco, jugando de tal manera que parece como si no estuvieran conscientes de la tragedia que lo hizo llegar allí. Sin embargo, alguien ha garabateado sobre el casco del barco un mensaje que cuenta una historia diferente: tonta Yolanda.

La draga sirvió como la casa de Bartolomé y su familia, junto con otras 37 familias durante las tres semanas después que el tifón Haiyan chocó contra la isla de Leyte en Filipinas el 8 de noviembre del año pasado. Los tifones no son algo extraño en Filipinas. Tras los años, la gente ha aprendido cómo actuar o cómo hacerlo frente. Pero éste no fue un tifón cualquiera.

El tifón Haiyan, o como lo llamaron localmente, Yolanda, barrió la zona central de Filipinas con vientos de hasta 235 kilómetros por hora, y fue uno de los tifones más fuertes que jamás haya sufrido la nación del sudeste de Asia. La tormenta afectó a cerca de 14 millones de personas e hizo un daño extensivo a la propiedad. Comunidades enteras fueron arrasadas y la isla de Leyte, en particular, fue la más impactada. Miles de personas murieron a causa de la tormenta en la isla de Leyte y en otras partes.

“Nadie esperaba que el tifón fuera tan devastador. Yolanda fue cruel”, afirma Bartolomé, sentado en su casa construida sobre pilares en el mar. “Todos sabíamos que el tifón sería fuerte pero el pronóstico no fue lo suficientemente claro en decir qué tan catastrófico habría sido”. 

Como hicieron muchos hombres, Bartolomé mandó a su esposa y sus hijos a un centro de evacuación y él se quedó para vigilar la casa. En la casa de su cuñado, se acurrucaron y empezaron a preparar una cena, pensando que solamente era cuestión de esperar a que pasara la tormenta. Pero como la lluvia y los vientos incrementaron, ellos vieron como las casas a su alrededor eran arrasadas y destruidas una por una. Cuatro personas tocaron la puerta y pidieron entrar. Cuando el agua comenzó a subir, ellos subieron al segundo piso y luego al techo.

“La lluvia y el viento fueron tan fuertes que la piel me dolía”, afirmó Bartolomé. “Mi cuerpo dolía. Así de fuerte fue el tifón”.

Mientras estaban echados en el techo, él rezaba, pidiendo que las olas pararan. En ese momento, ya casi estaban a la altura de la casa. De pronto, pasó un barco y Bartolomé pensó que estaban a salvo, pero en breve se dio cuenta que no eran rescatistas. Los que vio saludando con la mano eran otros supervivientes que se habían subido al barco.

Cuando el ACNUR encontró a Bartolomé y a su familia, estaban viviendo con otras familias en condiciones horribles en el barco. No tenían alternativa; sus casas estaban completamente destruidas, las calles estaban llenas de escombros y cubiertas de los cadáveres de personas y animales. El hedor era insoportable.

Con la ayuda del United Parcel Service (UPS), el ACNUR pudo dar a Bartolomé y su familia una linterna de energía solar, utensilios de cocina, colchonetas y una tienda de campaña, ayudándoles a establecerse fuera del barco. Como uno de los principales socios del ACNUR, la empresa de encomiendas y logística proporcionó fondos esenciales para la respuesta inmediata y la recuperación a largo plazo.

“Estoy realmente agradecido con el ACNUR”, dijo Bartolomé. “Nos dieron una tienda de campaña cuando nos vieron en el barco. No sólo a nosotros, sino que también distribuyeron tiendas de campaña a todos los sobrevivientes de toda la provincia. No puedo imaginar cómo se vería [La ciudad de] Tacloban sin la ayuda de ACNUR y otras organizaciones”.

La draga permanece como parte del barrio de Bartolomé, recordándole los horribles eventos del pasado. Con la ayuda de UPS y ACNUR, él rápidamente recuperó sus fuerzas y fue capaz de reconstruir su casa. “Dije que seríamos capaces de tener una casa para el año nuevo y tuve razón”, expresó con orgullo Bartolomé. 

Por Marjanna Bergman en Tacloban, Filipinas.

Gracias al Voluntario En Línea Donald Hubert Duffy III por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.