Se necesita ayuda urgente para los niños y niñas que huyen de Centroamérica
CIUDAD DE MÉXICO, México 31 de mayo de 2017 (ACNUR) - En un barrio en la Ciudad de Guatemala donde vive la familia Rodríguez, ser joven es ser un objetivo.
Primero fue Miguel, de 19 años, asesinado a tiros mientras regresaba de trabajar en el turno nocturno en una fábrica de papel.
Luego vino Gustavo, de 18 años, un jugador de fútbol con un futuro prometedor, asesinado por la misma pandilla.
Finalmente, Luis, de 13 años, fue empujado desde un autobús en movimiento en el tráfico por un grupo de pandilleros. Cuando las amenazas alcanzaron a su hijo menor, Andrés, su familia vio que su única opción era huir, llevando únicamente la ropa que traían puesta.
Mientras que las mortales pandillas continúan aterrorizando comunidades en el Norte de Centroamérica, las oportunidades de crecer seguros están desapareciendo rápidamente. En muchas partes de El Salvador, Guatemala y Honduras, tienes suerte si logras salir con vida.
María, de 14 años, lo sabe muy bien. Apasionada por el arte y el anime, otros niños en su escuela en El Salvador la acosaban - pero luego este tormento se convirtió en algo peor. Estando solo en sexto grado de primaria, los miembros de una pandilla comenzaron a intimidarla.
“Cualquier excusa para ellos era lo suficientemente buena para atormentar a una niña en la escuela”, dice María. “Ese lugar no era seguro”.
Conocidos como pandilleros, los miembros de estos grupos fuerzan a niñas y niños a entrar en sus filas; las niñas para ser explotadas sexualmente y los niños para cometer acciones ilícitas.
Los padres de María la sacaron de la escuela. Ellos sabían lo que las pandillas son capaces de hacer. En 2008, cuando comenzaba la violencia pandilleril, la hermana de María desapareció en el territorio de una pandilla local y nunca la volvieron a ver. Eventualmente María no tuvo otra opción que huir.
“Mi abuela quería que me fuera. Ella me dijo: Si no te unes, la pandilla te va a matar”.
Este fue el mismo destino de Kevin, de 17 años, quien salió solo de Honduras luego de que un pandillero le dijera que tenía que unírseles.
“Mi abuela quería que me fuera”, cuenta Kevin. “Ella me dijo: Si no te unes, la pandilla te va a matar. Si te unes, la pandilla rival te va a matar o los policías. Pero si te vas, nadie te va a matar’”.
El número de niñas y niños no acompañados y separados, como Kevin y María, forzados a huir por sus vidas de la agobiante violencia del Norte de Centroamérica se ha duplicado cada año desde el 2011. Ésta se ha convertido en una crisis silenciosa que no puede seguir siendo ignorada.
Para responder a sus necesidades, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está lanzando hoy la campaña “Niñez que Huye”, llamando a donantes y al público para unirse en recaudar US$18 millones para asegurar que todos aquellos que huyen del caos que envuelve la región, tengan un lugar que les proteja.
“Con un número creciente de niños huyendo de la extorsión, el reclutamiento forzado, la explotación y la violencia sexual en la región, más fondos son necesarios para proveer a ellos y a sus familias un lugar seguro”, dijo Renata Dubini, Directora del ACNUR para Las Américas.
ACNUR estima que 182.400 refugiados han huido del Norte de Centroamérica en 2016, un incremento diez veces mayor en cinco años. Únicamente en México, más de 16.000 niñas y niños no acompañados fueron detenidos por las autoridades migratorias en 2016. Muchos de ellos necesitaban protección internacional. El ritmo al que hombres, mujeres y niños buscan seguridad en otros lugares se está acelerando.
Este flujo masivo de refugiados centroamericanos en los últimos años ha significado un gran reto para las autoridades en los países de asilo, especialmente en México. Las solicitudes de asilo en este país han aumentado en más de 1000% desde 2011 y se han incrementado en un 152 por ciento el año pasado, Las solicitudes también han aumentado en Belice, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
“Es fácil hablar de la crisis de refugiados de Siria, pero nos cuesta reconocer lo que está pasando aquí”, dijo el actor y director mexicano Diego Luna durante el evento de lanzamiento de la campaña. “Hoy México... ya no es solamente un lugar de tránsito, se ha convertido en el lugar adonde muchas personas quieren llegar”.
ACNUR ha incrementado sus esfuerzos para recibir a estos refugiados, brindarles asistencia económica, albergues en funcionamiento, e instalando servicios de asistencia legal y psicológica.
Frente a esta creciente crisis, ACNUR requiere ayuda para brindar asistencia a miles de niños y familias desesperadas para que tengan un refugio seguro. Usted puede donar aquí: www.unhcr.org/ninos