Historias de microcrédito

Emma e Iubencio

Miguel

Lorena

Paola

Wilson

Rodrigo

El microcrédito es una herramienta fundamental para alcanzar la autosuficiencia de los refugiados y su integración económica en las comunidades de acogida. A través de los programas de microcrédito implementados en América Latina por el ACNUR y sus socios, miles de personas han podido empezar de nuevo con sus vidas. A continuación se presentan los testimonios de algunas de ellas.

Angele

Refugiada de Zaire en Argentina

“Llegué a la Argentina con mi hijito en 1993, tras huir de la violencia en la que, en ese momento, estaba envuelta mi nativa Zaire (actualmente República Democrática del Congo). No sabía nada sobre este país. Vine con mi pareja que era una persona agresiva y al poco tiempo rompimos la relación, se había tornado algo insoportable. Lo peor fue cuando comenzó a maltratar psicológicamente a mi hijo de tres años. Busqué protección junto a mi niño en un albergue para mujeres. Varias veces intenté suicidarme, pero por mi hijo tomé coraje para seguir adelante. No me fue fácil. Aprendí español a fuerza de leer simultáneamente la Biblia en varios idiomas. Felizmente, conocí a Fernando, un fotógrafo argentino. Nos casamos y tuvimos una hija.

Mi marido tenía una casa de fotos y nos faltaba la parte digital para ampliar el negocio, entonces tomé cursos de fotografía y con eso cubrir esa falta. Luego la crisis económica que golpeó a la Argentina en 2001, nos forzó a cerrar el local, pero pudimos reabrir la tienda gracias a un pequeño crédito del ACNUR. Era un momento muy difícil del país, no había créditos para los nacionales. Con ese primer crédito, a pesar de que era pequeño, nos pudimos levantar y poco a poco fuimos renovando la empresa. Ahora pedimos otro para insumos y demás productos que fuimos agregando al negocio”. 

Angele es una de las 761 personas refugiadas del país en recibir un préstamo del  ACNUR, a través de la Fundación Migrantes y Refugiados en Argentina (MyRAr), ONG que administra el programa de microcréditos. Fue una de las primeras mujeres en recibir el crédito en el año 2004. “Angele calificó desde el comienzo por su entusiasmo y creatividad. Formó parte en los cursos de capacitación de MyRAr y ayudó a diseñar el logotipo de la ONG. Además, cumplió puntualmente con todos los pagos de su primer préstamo y ya recibió un segundo”, dice Sergio Bertini, responsable de MyRAr. 

Desde su creación en 2002, MyRAr acompaña a refugiados y migrantes en su proceso de integración a la comunidad local, a través de actividades socio-económicas y generación de ingresos por medio de acciones de capacitación, visitas de asistencia técnica, ferias de economía social y microcréditos. Brinda también un servicio de orientación y búsqueda de empleo decente.