Los términos “solicitante de asilo” y “refugiado” a menudo son confundidos: “solicitante de asilo” es quien solicita el reconocimiento de la condición de refugiado y cuya solicitud todavía no ha sido evaluada en forma definitiva. En promedio, alrededor de 1 millón de personas solicitan asilo de forma individual cada año. A finales de 2015, había más de 3,2 millones de solicitantes de asilo en el mundo.
Los sistemas nacionales de asilo existen para determinar si las personas que solicitan asilo merecen protección internacional. A través de procedimientos apropiados, se determina si los solicitantes de asilo califican para el estatuto de refugiado o alguna otra forma de protección internacional. Los que no califiquen pueden ser devueltos a los respectivos países de origen.
La eficiencia de los sistemas de asilo es de importancia fundamental. Si el sistema de asilo es rápido y justo, las personas que ya saben que no tienen los requisitos para calificar como refugiados serán desincentivadas a someter una solicitud desde el primer momento, lo que beneficia tanto al país de acogida como a los refugiados, en beneficio de los cuales se crearon los sistemas de asilo.
Durante los movimientos masivos de refugiados (que ocurren, por lo general, en consecuencia de conflictos o violencia generalizada, diversamente de la persecución individual), no existe, y difícilmente podrá existir, la capacidad de llevar a cabo entrevistas individuales para el reconocimiento de la condición de refugiado a todas las personas que han cruzado la frontera y, normalmente, tampoco es necesario, ya que en tales circunstancias es generalmente evidente la razón por la que han huido. Estos grupos son a menudo definidos refugiados "prima facie".