Incentivar la resiliencia y el sentido de comunidad
Para muchas personas, la sola mención de la palabra refugiados les trae a la mente la imagen de largas filas de carpas u otro tipo de albergue en campamentos donde la mayoría de sus habitantes dependen de la distribución de ayuda. Pero en el ACNUR creemos que los campamentos deberían ser la excepción y solo una medida temporal de respuesta al desplazamiento forzado.
Las alternativas posibles son variadas y se ven influenciadas por factores tales como la cultura, la legislación y las políticas nacionales. Los refugiados pueden vivir en tierras o casas de alquiler, ser propietarios o ocuparlas informalmente, o puede que tengan acuerdos privados con familias anfitrionas. Estas alternativas por lo general le permiten a los refugiados ejercer sus derechos y libertades, tomar decisiones sobre temas que afectan sus vidas, contribuir a la comunidad y vivir con mayor dignidad e independencia.
Si los campamentos son inevitables, los habitantes deberían tener lazos con la comunidad de acogida y acceso a la economía e infraestructura local y a los sistemas de entrega de servicios. Esto debería ayudar a asegurar que los refugiados requieran el mínimo de asistencia humanitaria.
ACNUR reconoce que permitir a los refugiados vivir en las comunidades de manera legal, pacífica y sin ser acosados, ya sea en áreas rurales o urbanas, fomenta su capacidad para hacerse responsables por sus vidas y sus comunidades. Los refugiados aportan sus habilidades y fondos, pudiendo beneficiar así a las comunidades donde están viviendo. Brindan además perseverancia, flexibilidad y adaptabilidad. Los refugiados que mantienen su espíritu de independencia, usan sus habilidades y desarrollan medios de vida sostenibles durante el desplazamiento, serán más resilientes y tendrán mayores herramientas para sobrellevar desafíos a futuro.