Los refugiados sirios necesitan asistencia. Usted puede ayudar.
La cosa más importante
Alia huyó también a Irak con su familia. Tiene 24 años, es ciega, y lleva toda su vida confinada en una silla. Dice que pasó mucho miedo por lo que pasaba a su alrededor, que los soldados estaban incluso combatiendo justo fuera de su casa. Alia dice que el único objeto importante que se llevó consigo “es mi alma, nada más, nada material”. Cuando se le pregunta por su silla de ruedas, ella parece sorprendida; la considera una extensión de su cuerpo, no un objeto.
May, de 8 años, recorrió un largo camino con su familia hasta llegar a Irak. Desde que llegó aquí tiene pesadillas a menudo, pero aún así cuenta que lo más importante que pudo llevarse consigo cuando abandonó su hogar son estas pulseras que lleva en la fotografía. Aunque lo que de verdad querría haberse llevado era su muñeca Nancy, pero por las prisas de la huida no pudo cogerla.
Para Abdul el objeto más importante son las llaves de su casa. Aunque no sabe si aún sigue en pie, sueña cada día con volver. Pero hasta entonces, su hogar y el de su familia es un pequeño refugio de madera contrachapada construido por ACNUR y el Consejo Danés para los Refugiados en Líbano, país que ha visto aumentar su población un 10% a raíz del flujo de refugiados sirios que han buscado protección allí.
Tamara, de 20 años, es muy consciente de lo importante que es la educación. Tras estar desplazándose con su familia de un refugio a otro para protegerse, y después de que su casa quedara prácticamente destruida, lo que ella decidió llevar consigo a Turquía fue su diploma de estudios. Gracias a él, ahora podrá continuar su formación universitaria en Turquía.
Ayman, de 82 años, asegura que lo más valioso que tiene es su mujer, Yasmine. Para este campesino de un pueblo cercano a Alepo, “ella es la mejor mujer que he conocido en mi vida. Incluso si volviésemos 55 años atrás, volvería a elegirla”. Ahora viven juntos en un campamento en Turquía, pero los recuerdos de la guerra, los saqueos y las casas incendiadas entristecen a Ayman. “Es increíble que cualquier ser humano le pueda hacer esto a otro”, dice.
Yusuf vive en Líbano en un apartamento con su familia. Huyó de Damasco llevando consigo su preciado teléfono móvil, gracias al cual puede llamar a su padre desde el país vecino. Además, en el móvil guarda las fotografías de miembros de su familia que siguen en Siria, para así poder llevarlas con él todo el tiempo.
Leila tiene nueve años y vive en Irak en una casa parcialmente construida y mal aislada junto a su familia y unas 30 personas. Huyó con su familia de Siria después de que sus vecinos murieran en un ataque. El objeto más valioso para ella son los pantalones que muestra en la foto y que sólo se ha puesto tres veces. “Cuando los vi, supe enseguida que éstos eran perfectos porque tienen una flor, y a mí me encantan las flores”, explica.
Tener que salir en cuestión de minutos de tu casa porque la guerra llama a tu puerta con toda su violencia no es una decisión fácil o en la que de tiempo a pensar qué llevarse. Poner a salvo la vida es la prioridad para las personas que tienen que huir de sus hogares y buscar refugio en otro país. En mitad de la prisa, del caos y del miedo, siempre se intenta encontrar un momento para coger un último objeto que llevarse consigo. Una prenda de ropa, un recuerdo de la infancia, ese regalo que un día nos hicieron…
En estas imágenes se puede ver qué objetos se llevaron algunos de los 1,1 millones de sirios que hoy viven como refugiados en países como Jordania, Irak, Líbano o Turquía. Sus objetos nos muestran un pedazo de la vida que tuvieron hace no mucho y nos enseñan que la esperanza de volver a casa algún día es una de las cosas que siempre viaja con un refugiado.
Fotos: © ACNUR/UNHCR. B. Sokol
* Todos los nombres de las personas que aparecen retratadas han sido cambiados por motivos de protección.